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La cúpula de la CDU trata de recomponer su unidad tras la última catástrofe política

Pilar Bonet

La presidenta de la Unión Cristiana Democrática (CDU), Angela Merkel, quiso ayer dar por terminada la crisis que estalló hace 11 días en el partido de Helmut Kohl cuando sus líderes regionales en Berlín, Bremen y Brandeburgo sucumbieron a las promesas financieras del Gobierno rojiverde para sus respectivos territorios y votaron a favor de la reforma fiscal en el Bundesrat (Cámara de las regiones), agrietando así la unidad de las filas democristianas y de la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera. La dirección de la CDU analizó ayer la crisis durante cuatro horas en Berlín.

Al concluir el debate, Merkel calificó los sucesos del 14 de julio como "una tormenta purificadora de la atmósfera" y declaró zanjado el incidente y aprendida la lección. Las palabras de la presidenta, sin embargo, no disiparon la impresión de falta de profesionalismo político, que ha producido la mayor derrota parlamentaria de los democristianos desde que perdieron las elecciones en Alemania en 1998, tras 16 años seguidos en el poder. Merkel atribuyó la derrota a la falta de coordinación y a las "insoportables" tensiones que lastran el Bundesrat, donde los intereses regionales se superponen a los de partido. Por delante y por exigencia del Tribunal Constitucional, Alemania tiene una reforma del mecanismo de transferencia de fondos entre las regiones ricas y las regiones pobres. Esta reforma fue mencionada, pero no abordada en detalle en la reunión de la directiva de la CDU, según dijo Merkel, que no explicó con qué instrumentos piensa evitar en el futuro que los demócrata cristianos hablen con voces discordantes sobre los temas aún pendientes en esta legislatura, tales como la reforma de las pensiones y la política de emigración.

Prebendas financieras

Merkel se negó a entrar en detalles sobre el análisis de responsabilidades efectuado en la reunión de ayer, a la que asistían los políticos seducidos por las prebendas financieras ofrecidas por el canciller Gerhard Schröder. La presidenta de la CDU mencionó tres instrumentos para reaccionar: la concentración en los contenidos, la actitud combativa y la flexibilidad. Merkel subrayó la necesidad de poder evaluar las fuerzas disponibles "de modo realista", pero no dio garantías de que será posible mantener sin fisuras el bloque de la oposición. En la reforma de las pensiones, dijo que la CDU está de acuerdo en algunos puntos de la concepción del gobierno y discrepa en otros. El partido, sin embargo, "está dispuesto al consenso". La CDU constituirá una comisión propia para elaborar su política de "emigración y limitación de la emigración", dirigida por el dirigente del Sarre, Peter Müller. Con este organismo reacciona a la puesta en marcha por el Gobierno de una comisión sobre la emigración presidida por la democristiana, Rita Süssmuth. La ex jefa del parlamento se saltó los consejos de su partido y aceptó el cargo ofrecido por el ministro del Interior, Otto Schilly.

El 14 de julio, una fecha triunfal para Schröder, fue un día de duras verdades para la CDU. Para Merkel, que con más de cien días en el cargo ha agotado ya el periodo de gracia de su gestión, supuso "un reconocimiento de que no tenemos la mayoría". La oposición, dio a entender, puede lograr introducir un punto u otro en una ley, pero no puede aspirar a imponer su política al Gobierno. Sobre el telón de fondo de lo ocurrido las últimas semanas y las posiciones de dureza expresadas por el jefe del grupo parlamentario, Friedrich Merz y el jefe de Gobierno de Baviera, Edmund Stoiber, los observadores políticos, secundados por las encuestas, comienzan a pensar que la CDU-CSU tal vez tenga por delante un generoso plazo para vivir la "tormenta purificadora de la atmósfera" que acabe definitivamente con la era Kohl.

De momento, la sombra del viejo canciller sigue proyectándose sobre el partido. Kohl puede conseguir que el proceso que le amenaza sea sobreseído, si la fiscalía acepta la oferta de sus abogados, que han ofrecido 200.000 marcos por el expediente por mala gestión de fondos abierto contra él. La posibilidad de librarse de una condena a cambio de una multa está prevista en la legislación para penas de carácter menor. En 1986, Kohl ya se libró en dos ocasiones de ser procesado. Merkel dijo ayer que se alegraría si el ministerio fiscal pone "punto final" al asunto.

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La fiscalía berlinesa, por otra parte, ha sobreseído, de momento una investigación contra Wolfgang Schäuble y la ex tesorera de la CDU, Brigitte Baumeister, por sospechas de haber mentido.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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