La revolución del siglo XXI se libra en la Red
Los expertos consideran que Internet obligará a cambiar los sistemas de producción en las empresas
Palabra mágica
Una empresa de telecomunicaciones irrumpió en el mercado español en mayo de 1999 con 15 trabajadores y 2.000 millones de pesetas invertidos en publicidad. Poco más de un año después, la compañía (Jazztel) cuenta con 800 empleados y, aunque sigue en números rojos, su valor en bolsa alcanza los 2.000 millones de dólares (más de 360.000 millones de pesetas). Los viejos criterios económicos no sirven para explicar tal fenómeno. Paradojas como ésta engrosan la incipiente historia de la nueva economía en España. Un término que muchos idolatran, otros rechazan, pero que centra los discursos de empresarios, autoridades y trabajadores.El interés de distintos sectores de la sociedad, en especial de la empresa, por no perder el tren de la nueva economía se ha visto reflejado en el curso que con ese mismo nombre ha celebrado esta semana la Asociación de Periodistas de Información Económica en El Escorial. Por las jornadas, incluidas en los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid, han desfilado ministros, directores de grandes empresas, altos cargos de bancos, expertos en empleo en la Red... Todos ellos con una misma preocupación: cómo hacer frente a la nueva economía, un ciclón que, según distintas previsiones, cambiará completamente los sistemas de producción en 20 años y que hoy ya supone el 25% del producto interior bruto (PIB). La batalla es una cuestión de supervivencia: "Lo importante es que nos pille en una Zodiac y no en una canoa, porque si no, seremos los perdedores". Así dibujaba la situación Francisco Blanco, responsable de atención al inversor de Telefónica.
Buscar trabajo
El primer cambio de la nueva economía se ha dado en las bolsas, que han premiado por encima de su valor real a las empresas cuyo nombre llevase adosado un punto com. "El mercado, por las perspectivas de negocio, está dispuesto a pagar más por la misma peseta de beneficio de hace cinco años", asegura Francisco Blanco. Pero Elena Pisonero, la portavoz de Economía del Partido Popular, vaticina el fin de esta situación: "Tiene que haber una salvaguarda para ver cómo estamos valorando las cosas. Que no nos creamos que una empresa en pérdidas va a valer siempre el triple en Bolsa".
Internet es la palabra mágica a la que todos aluden para centrar la eclosión de la nueva economía. Según el presidente de Winterthur, José Cercós, este concepto acaba con la división tradicional de los sectores y difumina especialmente las fronteras que separan la industria y los servicios. Para Cercós, el proceso supone un cambio de mentalidad: "Con la nueva economía no sólo cambian los instrumentos de producción, sino el contenido. De fabricar cosas en el siglo XX vamos a pasar a procesar información en el siglo XXI. Ésa es la gran transformación".Si todas las empresas asumen las ventajas de la nueva economía, ¿dónde estarán las diferencias entre competidores? En el valor añadido. Es uno de los conceptos más invocados por quienes siguen de cerca el fenómeno de Internet. "Parece que con Internet las transacciones van a desaparecer. Todo apunta a que las operadoras dejarán de cobrar por eso e ingresarán dinero por gestión de contenidos y por un valor añadido de sus empresas". Así lo cree Alfred Escala, socio de PriceWaterhouseCoopers especializado en la Red.
Pero la nueva economía no implica hacer tabla rasa con las empresas tradicionales y reservar el mercado únicamente a las nuevas. "Las empresas de mayor éxito serán las tradicionales que se adapten. La explosión de la nueva economía vendrá cuando las grandes empresas españolas empiecen a utilizar las redes", pronosticaba Luis Rodrigo, director general de Madritel, la empresa de cable de Madrid. Ante el peligro de sepultar las actividades de toda la vida a favor de las nuevas, el secretario general del Banco Popular, Pablo Isla, apuesta por la convivencia pacífica: "Los clientes van a preferir una banca multicanal donde puedan combinarlo todo".
Uno de los principales filones de Internet para las empresas será el comercio electrónico. Según datos de Madritel, esta actividad tiene una posición tímida en España, ya que son 18.000 empresas las que lo realizan. De ellas, el 69,7% vende en la Red, pero sólo el 9,4% compra. En el mercado financiero, uno de los más activos en la Red, se calcula que el 30% de las operaciones bursátiles se hará on line en 2003.
Internet no sólo es un buen sitio para hacer negocio. También sirve para dar el paso previo: la búsqueda de trabajo. Un tercio del empleo cualificado que se genera en España proviene de la nueva economía, según María Benjumea, directora del portal de búsqueda de empleo Infoempleo.Para ella, Internet agiliza el proceso de encontrar una ocupación: "Los candidatos se tienen que vender a las empresas y también las empresas a los candidatos. Internet transforma el mercado laboral y lo hace mucho más atractivo". De hecho, los asistentes al curso de la Complutense no tuvieron que esperar a salir de El Escorial para que les surgiera una oferta. El delegado especial del Gobierno para la zona franca de Cádiz, Manuel Rodríguez de Castro, los animó a presentarle currículos para su actual proyecto de Internet. Consiste en conectar la zona franca de Cádiz con otras americanas.Aunque se augura un largo futuro para la nueva economía, quizás lo que sí desaparezca sea el término. Para el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Juan Fernández-Armesto, cabe hablar de revolución tecnológica, pero no de nueva economía: "Este concepto devendrá viejo, porque todo lo nuevo-novísimo pasa".
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