Del 'Orient Express' a París
Ha sido un día largo y bonito, y muy turístico. Ha comenzado con un viaje al pasado, en el Orient Express, el tren que nos llevó de Troyes a París por la mañana. Estaba muy bien el tren, pero era un poco incómodo, y con tanta parada y tanto cambio de vía el viaje se ha hecho un poco pesado.Hemos llegado a París y nos han llevado a la Torre Eiffel, de donde ha arrancado la etapa. Estaba todo el montaje de la salida justo debajo de la torre, que es impresionante. Por primera vez la última etapa salía del mismo París y creo que por eso ha sido más entretenida y más bonita que otros años. Todo ha sido callejeo por las calles de París. Hemos pasado hasta por el subterráneo de Alma, donde se mató Lady Di, y luego por el Louvre, la Bastilla, casi todo París. Tampoco es que desde la bici se vea mucho la ciudad, porque vas más pendiente de la marcha del pelotón, y de los que tienes al lado, que del turismo, pero ha estado bien. Bueno, y también hemos estado pendientes de la peluca de Armstrong. Resulta que el francés Magnien apareció con un pelucón larguísimo, una melena por toda la espalda, por debajo de la gorra. Y todos nos reímos mucho. Y luego apareció Armstrong que se quitó la gorra y también se la puso. Le hicieron fotos y todos nos volvimos a reír mucho. Estaba gracioso el americano.
Luego la etapa se puso seria. Ya sabíamos que por mucho que lo intentáramos del sprint no nos íbamos a librar, y ya lo hablamos con Fagnini, el que lanza a Zabel, que todos los equipos de sprinters iban a controlar para la llegada masiva. Así que nos colocamos lo más adelante posible para no sufrir los efectos del latigazo, que se notan mucho en los Campos Elíseos cuando se va a cola, aunque, por el contrario, vas menos protegido del aire.
Y nada, se acabó el Tour. Y se acabó cumpliéndose aquello que había predicho Echávarri, que el Tour de 2000 sería blanco. Por lo menos ha sido blanco para Mancebo, que ha sido el mejor joven. Bien, Paquito.
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