Los bomberos tratan sin éxito de salvar un enjambre de 40.000 abejas
Destrozo en la vivienda
Los bomberos intentaron salvar ayer, sin éxito, un enjambre de unas 40.000 abejas enclavado en el tejado de una vivienda de Mejorada del Campo, por lo que el Ayuntamiento no tendrá más remedio que contratar en los próximos días a una empresa de fumigación para que las elimine. Dos bomberos apicultores, Paco Cejudo y Carlos Rico, equipados con trajes especiales para combatir las picaduras, llegaron con un vehículo autoescala para salvar el enjambre, localizado en el tejado del número 18 de la calle Juan Miró, pero todos los intentos fueron en vano.Desde hace cinco años, el enjambre ha ido ganando terreno por las paredes y el tejado del citado inmueble pese a que ya en 1998 el Ayuntamiento de Mejorada intentó exterminar a las abejas rociándolas con gasóleo. El método que intentaron ayer los bomberos es más sutil y menos destructivo. "Lo primero es utilizar un ahumador, que dentro lleva paja quemada, para que crean que se va a quemar la colmena. Entonces, meten la cabeza en las celdillas para comer miel porque se creen que se van a ir. La realidad es que se atontan y abandonan el panal", explicó Cejudo. "Gracias a Cejudo, la Comunidad de Madrid nos dio un curso especial para afrontar situaciones difíciles como ésta", dijo Carlos Rico.
Para ello, fueron con unas moradas nuevas para las abejas, llamadas caja enjambre, que contienen dentro cuatro cuadros especiales de plástico con miel. "Si las cosas van bien", continuó Cejudo, "se meterán en la caja, cerraremos la tapa y abriremos la piqueta [la entrada de la colmena], para que entren todas las abejas", añadió. Todo consiste en que la reina entre pronto, porque, entonces, obreras y zánganos la seguirán a la caja.
Sin embargo, tras subirse en la autoescala, los bomberos comprobaron que las abejas estaban entre las juntas del edificio. La vecina más afectada, Juana Calvo, aseguró que "por las noches se oyen los constantes zumbidos" y su marido fue "picado por una abeja hace dos días".
Los bomberos entraron en esta casa para comprobar si se podía picar desde dentro y capturar las abejas y comprobaron que "se tendría que hacer un gran destrozo en la vivienda" para combatir a las abejas, reconoció Cejudo. Tanto los bomberos como los vecinos invirtieron mucho tiempo en buscar soluciones antes de pensar en matar a estos 40.000 insectos. Pero sólo había dos soluciones, o fumigar y sellar, para que no ocurra lo mismo el próximo año, o sellar directamente los agujeros, que acabarían con el problema mañana tras morir por asfixia las abejas. Optaron por esta segunda opción, pero los bomberos fueron avisados por los vecinos de que las abejas estaban entrando a otras viviendas por distintos agujeros. Al final, sólo quedó una opción: fumigar y sellar. "He conseguido salvar 300 enjambres y sólo en dos ocasiones, con ésta, hemos tenido que desistir", concluyó Cejudo.
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