ETA guardaba 80 kilos de explosivos y datos de objetivos concretos en un piso en Vitoria
ETA recibió ayer en Vitoria el primer golpe desde que volvió a asesinar a finales del pasado mes de enero. La policía descubrió un piso franco donde guardaba 80 kilos de explosivos, bombas lapa, armamento e información sobre objetivos. La policía llegó a la vivienda, alquilada desde hace dos años, partiendo de pesquisas sobre sabotajes callejeros. Parte del material estaba listo para ser usado, y también estaba ultimada la información sobre los movimientos de una docena de personas. Interior no confirmó la vinculación de los ocupantes, huidos hace semanas, con el asesinato de Fernando Buesa.
Una de las personas sobre las que había información "reciente" es el diputado general y presidente del PP en Álava, Ramón Rabanera, el único nombre que el delegado del Gobierno, Enrique Villar, quiso precisar. Según ha podido saber este periódico, el grupo tenía terminada la vigilancia de entre doce y catorce personas, fundamentalmente miembros del PP y el PSE. Otras informaciones, referidas también a miembros de las FSE y del Ejército, presenta un grado menos avanzado de elaboración o son simples recortes de prensa.Villar indicó que la comisión de coordinación de las FSE y la Ertzaintza constituida el miércoles tiene ya la información y se reunirá el lunes. El delegado identificó a los usuarios de la casa como "una especie de comando legal no conocido". Se trata de Diego Ugarte López-Arcaute, de Vitoria y 30 años; Luis Mariñelarena Garciandía y Asier Carrera Aranzana, ambos de 25 y de Pamplona. El piso estaba alquilado a nombre del primero y situado justo frente a la casa de sus padres. La vivienda está en una barriada al sureste de la ciudad y a 15 minutos a pie del lugar donde fueron asesinados Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díez.
La agencia Vasco Press atribuyó ayer "con casi total seguridad" a los ocupantes del piso una "implicación directa" en el asesinato del político socialista, que habría sido "su primer atentado mortal". Añadía que el coche usado para asegurar el lugar de aparcamiento que luego ocupó el coche bomba fue un Volkswagen Polo, propiedad al parecer de Ugarte. Fuentes del Ministerio del Interior dijeron no poder confirmar la implicación de Ugarte, Mariñelarena y Carrera en el atentado y señalaron que fue una investigación iniciada en Pamplona, centrada en sospechosos de sabotajes callejeros, la que condujo al piso "varias semanas después del asesinato de Buesa". Las mismas fuentes aseguraron que "no hay datos que avalen" la información de Vasco Press sobre el coche.
El arsenal estaba compuesto por 80 kilos de explosivo distribuido en dos cartuchos de titadine de diez kilos provenientes del robo de Bretaña y nueve fiambreras de plástico, rellenas con entre cinco y un kilo de explosivos cada una y precintadas con cinta adhesiva, listas para usar como bombas-lapa, y seis dispositivos completos de éstas. La policía se incautó también de tres mandos de radiocontrol para activar bombas a distancia, cuatro temporizadores digitales para programar la hora de la explosión y cuatro detonadores. En la vivienda había asimismo cinco grandes ollas de aluminio destinadas a albergar las grandes cargas usadas en los coches-bomba y un gran tubo de hierro que se usa para dirigir el onda expansiva en la dirección deseada.
También se encontraron tres pistolas FN Browning 9 mm. parabellum y un subfusil MAT, con sus correspondientes cargadores y munición, así como transmisores, cordón detonante, tornillería y herramientas. La policía se incautó también de un proyector de diapositivas y varias cajas de éstas, cuyo contenido estaba por examinar.
El subdirector general operativo de la policía, Pedro Díaz Pintado, destacó el peligro "más que potencial" para el vecindario que suponía el explosivo guardado, más aún cuando se encontraba en mal estado de conservación, según desveló, señalando al "sudado" de la dinamita contenida en las fiambreras. Díaz Pintado afirmó que el grado de elaboración del material y de la información habría permitido actuar a un comando "mañana mismo".
La operación se desarrolló a partir de la una de la madrugada, en el número 2 de la calle Federico García Lorca, en el barrio de Santa Lucía. Se trata de una pequeña calle peatonal, en la que se ubican cuatro portales de viviendas, pequeños comercios y un parque infantil en la acera opuesta. La mayoría de los vecinos ni siquiera oyeron el menor ruido y sólo algunas personas que regresaban a esa hora a sus casas se percataron de la intervención de los agentes.
Por la mañana, sólo el precinto del Cuerpo Nacional de Policía sellando la puerta C, que no aparecía forzada, y las colillas de cigarrillos esparcidas por el descansillo y el últimos tramo de las escaleras, delataban el trabajo de los agentes.
El piso lo mantenía alquilado Ugarte desde hace dos años y la policía tiene constancia de que ha seguido siendo utilizado hasta hace unas semanas, cuando súbitamente cesaron los movimientos en torno a él, según precisó el jefe superior de policía del País Vasco, Enrique Barón. La determinación "por vías paralelas" de que sus ocupantes habían decidido abandonarlo definitivamente aconsejaron intervenir, con un mandato del juez Baltasar Garzón. Barón afirmó que no existen datos sobre el paso de miembros ilegales (fichados) de ETA por la vivienda.
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