"Madrid ha sido muy importante para los espías"
Al final, Madrid. Y al principio, incluso. Que Fernando Martínez Laínez (Barcelona, 1941) vino desde muy pequeño a vivir a esta ciudad. Y aquí sigue. Por más que haya pasado buena parte de su vida por esos mundos de Dios. Y si el periodista ha llegado a tierras y a lugares lejanos -Argentina, Rusia, Cuba- posiblemente el escritor ha ido más lejos.Ha escrito "15 o 16 libros". Así, a bote pronto, cuando se le pregunta, no lo sabe muy bien. Y de alguno de ellos tiene que darle razón el entrevistador. Como ése de la cerveza que, ahora, recuerda y que fue el primero que se escribió sobre esta bebida. Y que era una guía para amar a la rubia más fresca, y amar esos bares y tabernas en los que el tiempo pasa de otra manera. Los bares de serrín en el suelo y de olor fresco y ácido al mediodía.
Ha escrito novelas policiacas, libros juveniles, de viajes, de entrevistas, biografía y de espías. Este último, que se llama así, claro: Los espías que estremecieron al siglo, editado por Espasa-Calpe. Y en él, también habla de Madrid. No podía ser de otra manera.
Pregunta. ¿Tan nido de espías fue Madrid?
Respuesta. Pues, la verdad es que sí. Madrid ha sido muy interesante para los espías. Nuestra neutralidad en ambas guerras hizo que fuera en esta capital donde ambos bandos se veían las caras.
P. Usted desmitifica un tanto a un personaje prototipo de espías, a Mata-Hari.
R. Por su aureola, por su leyenda, se ha convertido en el paradigma de las espías. Y, ¿sabe?, lo cierto es que era una pobre mujer.
P. ¿Cuál fue su relación con Madrid?
R. Cuando Mata-Hari llega a Madrid es ya una mujer vencida. No tiene valor alguno como espía. Intenta sobrevivir como ella sabe, viviendo de sus amantes. Había perdido la confianza de los alemanes, por más que se empeñara en continuar una actividad que nadie la pedía.
P. ¿Por qué abandona Madrid?
R. Probablemente porque aquí ya no tenía posibilidades. En Madrid conoció al periodista Enrique Gómez Carrillo, marido de Raquel Méller. Dicen que él fue quien influyó para que se marchara a París, donde la prendieron. Él siempre lo ha negado.
P. También da usted gran importancia a Juan Pujol, un espía de aquel Madrid de los cuarenta.
R. Era barcelonés. Y se trata de un caso de espía vocacional muy curioso. Es él mismo quien se ofrece a la embajada británica en Madrid. Y, antes, lo había hecho a los alemanes.Así que era lo que se llama un agente doble. Cuenta en sus memorias que tomó la decisión de dedicarse al espionaje por el deseo de hacer algo por el bien de la humanidad. Todo un romántico. Su vida es una novela.
P. ¿En qué está trabajando ahora?
R. En un libro de viajes sobre Rumania. Y en una novela cuya acción transcurre en...
P. Déjeme adivinar: en Madrid.
R. Pues, sí. En Madrid.
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