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Carlsen flojea mucho en la primera jornada de su modalidad de ajedrez favorita

El noruego pierde tres partidas rápidas de cinco en el torneo inaugural de un nuevo circuito en Weissenhaus (Alemania)

Nakamura (derecha) felicita a Carlsen tras la victoria del noruego en la primera ronda del torneo de Weissenhaus (Alemania), este viernes
Nakamura (derecha) felicita a Carlsen tras la victoria del noruego en la primera ronda del torneo de Weissenhaus (Alemania), este viernesLennart Ootes
Leontxo García

Tras sus trifulcas de fin de año en Nueva York contra la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) y su boda y luna de miel posteriores, a Magnus Carlsen se le veía feliz al mediodía en el complejo hotelero de lujo en Weissenhaus (Alemania). Pero no podrá dormir plácido con tres derrotas en las cinco primeras partidas rápidas del torneo inaugural del nuevo Grand Slam de la modalidad freestyle (o 960), por la que el noruego apuesta con fruición. Este sábado deberá emplearse a fondo para entrar en los cuartos de final.

La clave de la revolución que pretende Carlsen es que la parte más científica del ajedrez clásico (la preparación casera con ayuda de computadoras potentísimas) está eclipsando al arte (improvisación y creatividad) y al deporte (emoción en los apuros de tiempo, control de las emociones, etc.). Porque, cada vez con más frecuencia, los veinte o más primeros movimientos se hacen de memoria. Con el freestyle, la posición inicial de las piezas en la primera fila se sortea minutos antes de cada partida, y hay 960 maneras distintas de empezar (en este circuito, 959, porque la clásica se elimina del bombo). Por tanto, hay que pensar desde el primer lance, y todo lo aprendido sobre aperturas no sirve para nada.

De hecho, la reflexión empieza antes de que se ponga el reloj en marcha. Tras el sorteo, los jugadores disponen de unos minutos para reunirse por grupos y debatir sobre las mejores maneras de empezar en esa posición concreta con blancas y negras. Carlsen, quien ha reconocido que en 2024 invirtió mucho tiempo junto a su entrenador (el danés Peter-Heine Nielsen) en practicar la nueva modalidad, se ha juntado hoy a veces con sus colegas que jugaban con su mismo color, luego con los del contrario y en otras rondas se ha preparado solo. Pero los resultados han sido mucho peores que los normales en él, quedando estratégicamente perdido en tres partidas después de sólo diez o quince movimientos, y sin poder remontar. Sus verdugos han sido el estadounidense Fabiano Caruana, el ruso Vladímir Fedoséyev y el uzbeko Yavojir Sindárov; ha ganado al estadounidense Hikaru Nakamura y al alemán Vincent Keymer.

Los dos últimos clasificados de los diez que disputan esta liga inicial de partidas rápidas quedarán excluidos de los cuartos de final (a ritmo lento, igual que las semifinales y la final). A pesar de sus tres derrotas y de que comparte el antepenúltimo puesto, Carlsen no está aún en peligro extremo porque aventaja en un punto a los dos colistas, pero sí en una situación muy incómoda, a la que no está acostumbrado.

La puesta en marcha de este Grand Slam, que seguirá a lo largo del año con torneos en París (8 al 15 de abril), Nueva York (17 al 24 de julio), Nueva Delhi (17 al 24 de septiembre) y Ciudad del Cabo (5 al 12 de diciembre), ha sido precedida por una polémica en tonos muy agrios entre Carlsen y el millonario alemán fundador del proyecto, Jan Henric Buettner, contra la FIDE, que reivindica la titularidad legal del concepto de Campeonato del Mundo. Todo indica que la FIDE tiene razón en ese punto porque, tras largas y arduas negociaciones sin acuerdo (Buettner ofreció 300.000 dólares a la FIDE), el circuito se va a llamar Grand Slam, y no Campeonato del Mundo. Lo que más ha enfadado a Carlsen y Buettner es que la FIDE anunció primero que no sancionará a los jugadores que participen en el circuito de la empresa Freestyle Chess, pero luego ha advertido que no lo hará en 2025 pero quizá sí en 2026. Carlsen ha llegado a pedir la dimisión del presidente de la FIDE, el ruso Arkady Dvorkóvich, “porque todo indica que no controla a su propia junta directiva”.

Carlsen junto al mecenas Jan Henric Buettner (centro), fundador de Freestyle Chess, y el consejero delegado, Thomas Hersch, este viernes en Weissenhaus (Alemania)
Carlsen junto al mecenas Jan Henric Buettner (centro), fundador de Freestyle Chess, y el consejero delegado, Thomas Hersch, este viernes en Weissenhaus (Alemania)Lennart Ootes

Buettner ha asegurado este viernes en una conferencia de prensa que cuenta con importantes inversores y patrocinadores -ha mencionado, entre otros, al ex futbolista español Gerard Piqué-, y que espera lograr el equilibrio financiero “a finales de 2026″. También ha recalcado que su principal mercado “es el de los no aficionados al ajedrez”. Lo explica así: “Quien se acerque ahora al ajedrez freestyle no tiene que invertir un montón de tiempo en estudiar aperturas. Esto puede parecerse a la Fórmula 1, donde una gran parte de los espectadores no son expertos en deportes de motor pero disfrutan mucho del ambiente. Nosotros haremos un esfuerzo especial para que el ambiente sea muy atractivo”. Y no renuncia a los fines sociales: “En esta sociedad es fundamental desviar a los niños del mal uso de las redes sociales. Y ahí también estamos nosotros”.

Clasificación tras cinco rondas (de nueve): 1º-2º Caruana y Sindárov, 4,5; 3º Firouzja 3,5; 4º Abdusattórov 2,5; 5º-8º Carlsen, Nakamura, Gukesh y Keymer, 2; 9º-10º Fedoséyev y Aronián, 1.


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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).
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