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Fin

José Luis Ferris

A comienzos de semana puse mi última novela en manos del editor. La sensación que le queda a uno cuando se produce un fenómeno de esta naturaleza es más difícil de narrar que toda la ficción desplegada en el propio relato. Debe ser muy parecida a la que alberga un padre cuando envía a su vástago por una temporada a un país extranjero a perfeccionar su inglés: por una parte está el alivio que uno siente al verse liberado de su querídisima presencia (su vacío genera curiosamente una situación de noviazgo, un deseo repentino de aprovechar el tiempo perdido con la pareja y una extraña libertad recobrada de pronto, impagable como todas), pero, por otro lado, te asiste una profunda zozobra, una lenta pesadumbre por no saber cómo le irán las cosas por esos lugares de Dios.La comparación puede ser válida, pero el proceso es más complejo aún. Porque durante una larga etapa (meses, años incluso), durante un periodo más o menos extenso, mi vida ha estado absolutamente ocupada en un mundo de historias y de pasiones, de existencias paralelas a la mía, de sueños semejantes, de criaturas y de sombras, de luz y oscuridad, de fantasmas y obsesiones, de ambientes y de espacios por los que he transitado con la confianza de la costumbre, con una familiaridad que va creando dependencia y que absorbe tanto como los amores verdaderos.

Y ahora, cuando la novela está acabada y comienza a multiplicarse en los talleres editoriales, uno empieza a padecer los estragos de su ausencia, la congoja de saber que ha llegado el momento de abandonar la casa, de cerrar de un golpe la puerta y dejar poco a poco ese mundo de infinita intimidad que se ha poblado con tanta devoción, con miedo y con placer, día a día, noche a noche, como se puebla un cuerpo que restituye y reconforta, secretamente, muchas veces a oscuras, y que ahora nos toca abandonarlo entre aquellas paredes, en su orden exacto, con ese desamparo que te hace caminar sin rumbo cierto, hasta encontrar otra morada donde le quieran a uno y le ayuden a olvidar los amores perdidos.

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