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La unión de la CAM con Bancaixa exige una sola dirección y una integración rápida de las redes

Tres elementos son esenciales a la hora de acometer una fusión: ¿quién manda?, ¿dónde estará la sede? y ¿cuál será el nombre? Si se superan estos tres elementos, lo demás es sencillo. Y estos son, precisamente, los interrogantes que deben despejarse ante una hipotética fusión entre Bancaixa y la CAM. Bancos y otras cajas de ahorros españoles han elegido caminos diferentes para conseguirlo en función de sus características. "En España hemos aprendido de otras fusiones", reconocía ayer una fuente financiera. No ha sido un proceso uniforme, cada caso se ha ajustado a las características de las entidades en cuestión. En el caso de las cajas valencianas se parte de dos equipos directivos con culturas de gestión diferentes, lo que aboca irremediablemente a decidirse por uno de ellos. "Las bicefalias no son buenas", prosigue la fuente. Es, por tanto, una decisión inaplazable como también lo es la integración de las redes de las dos cajas.

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Es precisa unidad de criterio en la definición de las políticas de riesgo, morosidad, rentabilidad, inversión y control de costes; y, tanto para la fijación de objetivos como para el control posterior, es necesaria un sistema informático único. En caso contrario, la fusión no pasa de ser una operación cosmética, aseguran los expertos. De ahí que los grandes bancos españoles surgidos de fusiones, es el caso del BSCH y del BBVA, hayan acelerado los plazos de su integración informática.

En la elección del nombre, ni el BSCH ni el BBVA han invertido demasiadas energías. En ambos casos han eliminado el obstáculo con la simple suma de los dos nombres.

En la política de marcas comerciales, estos bancos apostaron por soluciones diferentes. Mientras el BBVA unificará toda su red, el BSCH ha decidido conservar las dos marcas para no perder cuota de mercado.

El establecimiento de la sede, que en el caso de Bancaixa y la CAM parece probable que esté en Alicante -Bancaixa la estableció en Castellón cuando se fusionó por absorción con la caja de aquella provincia-, mantuvo, por ejemplo, bloqueada un tiempo la fusión entre el BBV y Argentaria; fue difícil elegir entre Madrid o Bilbao. Pero, al final, la sede social está en Bilbao y la operativa en Madrid.Una solución válida para el caso valenciano.

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El momento elegido para la operación y la masa crítica que se consigue con la fusión determinan la conveniencia de la operación. La bonanza económica permitiría una fusión relativamente cómoda, siempre que se antepongan los objetivos de negocio y se supere el proceso de integración.

Por masa crítica se entiende, más que la suma de los activos de las dos cajas, qué ganas con la fusión. En el caso de la CAM y Bancaixa sería mejorar su actual estatus por separado en un mercado determinado; ganar en liderazgo. Y este es uno de los elementos que ningún informe técnico ha explicado todavía.

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