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CDC deja en compás de espera su fórmula de colaboración con Unió

Jordi Pujol y Josep Antoni Duran Lleida se reunirán próximamente

Francesc Valls

En CiU para todo queda poco tiempo, pero todo está tan verde que recomienda calma. La sucesión de Jordi Pujol y las relaciones entre Unió y Convergència aguardan solución cuando el calendario ya se ha llevado 10 meses de legislatura en su marcha inexorable hacia el 2003. Así, la ponencia de organización del partido que lidera Jordi Pujol -la que debe fijar la fórmula de relación futura con el socio democristiano- se presentará al consejo nacional del partido el próximo domingo, 23 de julio, sin un guión que permita ver un final feliz. Convergència apuesta, de momento, por el compás de espera.

Las reticencias surgidas a ambos lados de la coalición nacionalista aconsejan que prosigan las conversaciones. Pujol y el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, celebrarán una reunión probablemente mañana o antes de que concluya este mes.A la ponencia de organización le resta todavía una reunión, prevista para el próximo miércoles. No obstante, diversos integrantes de este grupo de trabajo aseguran que el texto que se someterá al consejo nacional -máximo organismo entre congresos- del domingo 23 no contendrá una fórmula concreta sobre esa colaboración, a la espera de que este verano cuajen los contactos entre representantes de ambas formaciones.

Esa tesis la abona Xavier Trias, portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados y presidente de la citada ponencia. Trias es partidario de dar la máxima capacidad negociadora mientras llega el congreso y, por tanto, de no cerrar, de momento, fórmulas de colaboración.

Sin embargo, en CDC apuntan también que al congreso del otoño debe llegarse con la máxima definición posible sobre la fórmula de relación con Unió Democràtica. Lluís Corominas, secretario de organización de CDC y miembro de la ponencia que debe fijar el protocolo con el socio democristiano, se manifestó en este sentido. Una enmienda siempre podría introducirse en la gran asamblea convergente del otoño.

Pero de momento todo hace recomendable mantener la calma. Y no es para menos, pues en la cúpula de la coalición se atraviesa una situación delicada. La llamada al orden y a guardar silencio que efectuó Jordi Pujol el pasado jueves en Shanghai ha sido acatada con disciplina cuartelera. El correctivo penitencial del líder, sin embargo, no ha gustado a muchos convergentes y democristianos, que lamentan que cada vez que empiezan a trascender los debates Pujol decida cortar por lo sano. Los democristianos, además, encuentran muchos peros en ese futuro conjunto con CDC.

Josep Antoni Duran Lleida, que ha afirmado hace unos días ser víctima "de una campaña" de Convergència en contra de él, se muestra reticente a liderar un proyecto común si antes no se clarifica el contenido. Y el giro soberanista que sobre el papel ha adoptado CDC no es del gusto del dirigente democristiano. Duran ha reiterado que más importante que la sucesión o la fórmula de colaboración de los coligados es el proyecto político.

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De momento, por si es posible recoger dividendos, el líder del Partido Popular catalán, Alberto Fernández Díaz, hizo un guiño a Unió y a los moderados de Convergència. En declaraciones a Ràdio Barcelona, el dirigente del PP apuntó: "Tanto en Unió como en el conjunto de la propia Convergència i Unió hay una incógnita de futuro muy importante, y en este sentido hay que esperar si Unió se ve capaz de discrepar de Convergència en algo más que en la sucesión de Jordi Pujol".

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