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VIOLENCIA - HUMAN RIGHTS WATCH ADVIERTE DE LA XENOFOBIA

La persecución hacia los extranjeros crece en los países desarrollados

El director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), Kennteh Roth, advirtió en el congreso sobre violencia que hoy se clausura en Valencia del aumento de los ataques violentos en los países desarrollados contra los trabajadores extranjeros y los refugiados y el "rechazo a reconocer sus derechos". El portavoz de una de las principales organizaciones que combaten la violencia política criticó ayer la actitud que mantuvo el Gobierno en el caso Pinochet al no apoyar las acciones emprendidas por el juez Baltasar Garzón contra el ex dictador chileno.

"Espero que en la próxima ocasión el Gobierno español se aplique más en su obligación de perseguir a los torturadores y a quienes cometen crímenes contra la humanidad". El responsable de HRW cargó ayer contra la actitud sostenida por el Ejecutivo que dirige José María Aznar de no respaldar las medidas judiciales emprendidas por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón dirigidas a juzgar al ex dictador Augusto Pinochet en España. Kenneth Roth, al frente de la organización que dirige, trabajó junto a Garzón para lograr que el general que protagonizó el golpe de estado que acabó con el gobierno de Salvador Allende y mantuvo una feroz represión durante la dictadura que dirigió fuera juzgado en España por los crímenes que cometió contra ciudadanos de este país. "El caso Pinochet se convirtió en una prioridad total entonces " recordó Roth. El responsable de esta organización destacó la importancia que tiene dar publicidad a los hechos violentos protagonizados por los Estados, especialmente en sociedades desarrolladas, para lograr erradicar los excesos que cometen en el respeto a los derechos humanos. Roth destacó que sacar las agresiones a la luz es el principal instrumento que tiene su organización. La legitimidad que sustentan las instituciones estatales es el respeto a la ley. Al ser expuestos al público los atropellos de estos organismos se produce una merma en la legitimidad que los sustenta y un descenso en su credibilidad.

El dirigente de esta entidad con sede en Nueva York distinguió entre violencia necesaria e innecesaria. La primera corresponde a las medidas de fuerza que pueda cometer un agente de policía para evitar un delito, o las agresiones entre soldados. Cuestión distinta es cuando las medidas policiales son desmesuradas o, por ejemplo, se producen agresiones a población civil en ofensivas militares. En estos casos es cuando HRW toma cartas en el asunto, principalmente a través de la denuncia pública.Roth destacó que en determinadas sociedades existe la posibilidad de acudir a los tribunales para reclamar amparo, una situación que no se produce en países en desarrollo donde el poder judicial es muy débil o depende de las instituciones políticas.

La organización extiende su vigilancia en 70 países con un variado nivel de desarrollo. Roth aludió a la ayuda que reclaman de los países occidentales para que medien y fuercen a los más retrasados a plegarse a los acuerdos básicos de respeto de los derechos humanos. Sin embargo, reconoció que estos países también necesitan ser observados. "Todo gobierno está siempre tentado de traspasar la legalidad", señaló el responsable de la organización estadounidense. Roth destacó el aumento de agresiones que han observado respecto al trato que se da a los trabajadores inmigrantes y los refugiados y la violencia que manifiestan cada vez más determinados sectores de europeos hacia los trabajadores extranjeros, que se traduce en ocasiones en brotes violentos.

En la jornada de la mañana de ayer del XIV Congreso Mundial de la Sociedad Internacional para el Estudio de la Agresión, el profesor Robert Hinde, especialista en comportamiento de la Universidad de Cambridge abordó la violencia desde la vertiente militar. Este especialista destacó el descenso de las guerras entre países, unos conflictos que definió como "organizados", y el aumento en la última década de conflictos que se producen en un mismo país, que se salen de los esquemas de las guerras clásicas como las recientemente producidas en Ruanda o la extinta Yugoslavia. Hinde describió la guerra como una institución que se sostiene en los distintos intereses que se esconden tras el cuerpo estrictamente militar en el que tiene un importante papel la industria armamentística de las potencias mundiales.

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