La ONU presiona para rebajar el precio de los fármacos antisida
Un tratamiento cuesta 870.000 pesetas al año
Ante la impaciencia de los activistas, Onusida sigue negociando con los laboratorios para conseguir una drástica reducción de precios de los fármacos para el Tercer Mundo. "El tratamiento con antirretrovirales viene a costar unas 870.000 pesetas al año por persona. Estamos intentando que dicho precio quede en 348.000; incluso en 174.000", explicó ayer un portavoz de Onusida ante la indignación de un auditorio que insistía en saber cuándo va a ser eso posible y por qué esta organización no negocia con los fabricantes de genéricos y no sólo con las grandes empresas de la industria farmacéutica.
Mejorar infraestructuras
Los ánimos respecto al imposible acceso a los fármacos del sida no se apaciguan en Suráfrica. Mientras laboratorios, ONG y Gobiernos negocian, en este continente mueren cada día 5.500 personas a causa de esta epidemia que, según la comparación que hizo ayer el científico keniano Kevin de Cock, supone una tragedia similar a la del comercio de esclavos. Por eso los activistas boicotearon en cierto modo una reunión planteada en principio como una rueda de prensa con Onusida, representantes de los laboratorios y los ministros de Sanidad de Uganda, Chile, Botsuana, Costa de Marfil y Vietnam. Los representantes de Onusida intentaron explicar que el acuerdo con los laboratorios no es tan sencillo. "La ausencia de infraestructuras impide administrar los medicamentos de forma segura y eso complica las cosas", dijeron. "Además, no todos los países son iguales ni tienen las mismas necesidades. Entendemos la impaciencia, pero se están haciendo esfuerzos conjuntos y eso es importante". Onusida se refiere también al hecho de que las iniciativas en este sentido cuentan cada vez más con socios diversos: desde ONG hasta gobiernos o empresas privadas.
Así es aproximadamente la iniciativa anunciada ayer en Durban para ayudar al país que es en estos momentos el más castigado por el sida: Botsuana, donde el 35% de la población adulta está infectada en una explosión dramática sufrida en los últimos ocho años.
La Fundación Bill&Melinda Gates, junto con Merck&Co. (MSD) invertirá en este país 50 millones de dólares (8.700 millones de pesetas) en cinco años en programas de prevención, mejora sanitaria y tratamiento de los pacientes con sida. Aunque en la reunión se habló de hasta 100 millones de dólares, lo cierto es que la nota difundida posteriormente dejaba esa cifra en la mitad.
Al representante de MSD se le echó en cara por qué los laboratorios tienen tanto interés en intervenir en cuestiones de política sanitaria en vez de bajar, sencillamente, sus precios. A este respecto, el representante de Glaxo-Wellcome resumió la postura común que defiende la industria: "Se bajarán los precios, pero con programas de colaboración que aseguren el acceso correcto de los fármacos".
La ministra de Sanidad de Botsuana, Joy Phumaphi, presente en la reunión, defendió con ardor la ayuda anunciada. "Tenemos programas de salud para mitigar el sida y apreciamos enormemente esta oferta". A la pregunta de si considera más importante lograr medicamentos baratos que mejorar las infraestructuras, respondió: "Necesitamos ambas cosas". Como recordaba el día anterior el presidente de Suráfrica, Thabo Mbeki, en algunos países en desarrollo el gasto sanitario por persona para todo un año apenas supera los cuatro dólares (unas 700 pesetas). Preguntados los ministros de Sanidad presentes en la sala sobre qué políticas estaban aplicando en su país para mejorar las infraestructuras sanitarias, ninguno quiso contestar.
Responder a la cuestión de dichas infraestructuras y, sobre todo, del acceso a los medicamentos se está convirtiendo en estos debates en un asunto prioritario. El presidente francés, Jacques Chirac, hizo llegar ayer un mensaje en el que propone una reunión monográfica sobre este asunto. En dicho texto, que fue leído ante los periodistas por la secretaria de Estado de Salud, Dominique Guillot, precisa el mandatario galo que "esa conferencia reuniría a los países en desarrollo, a los proveedores de fondos, a las organizaciones no gubernamentales y a los laboratorios y fijaría un marco para movilizar a todos los sectores". Para ello, Chirac pedirá apoyo a la iniciativa al resto de los miembros de los ocho países más industrializados del mundo, reunidos en el llamado G-8.
Otro problema relacionado con la falta de infraestructuras en los países del Tercer Mundo, sobre todo en África, es que el control de las enfermedades infecciosas se realiza en la práctica a través de un uso exagerado de antibióticos, que lleva aparejado el desarrollo de resistencias entre la población afectada, informa M. J. López Díaz. Para Pilar Estébanez, presidenta de honor de Médicos del Mundo, la consecuencia inmediata es que antibióticos como la penicilina ya no sirvan en muchos casos.
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