_
_
_
_
Tribuna:SAN FERMINES 2000
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El mar, la mar, toujours recommencée

Caían capuchinos de punta. El vecino de mesa oteó el horizonte y, dirigiéndose a la parroquia, sentenció: "Me parece que la meteorología nos va a arruinar las fiestas". Servidor, sin levantar la vista del periódico, se dirigió al cuello de su camisa y le confesó: "Para mí que la meteorología, en tanto que ciencia aplicada al estudio de la atmósfera y los meteoros, no va a poder con nosotros, y el tiempo tormentoso tampoco". Luego, subiendo la voz, añadí: "Cuatro gotas, amigo. Resistiremos". Dichas tan heroicas palabras, plegué el periódico y me dediqué a estrechar relaciones diplomáticas con el derrotista del vecino.No eran cuatro gotas: era el mar, la mar. Pero ¿qué son los sanfermines sino nuestras salidas al mar? Así que aquellos turbios nubarrones que amenazaban con pasarnos por agua las fiestas debían ser tomados por una mera redundancia: llover sobre mojado. Resistiremos, amigo, como es costumbre de la casa. No lejos de allí, en la llamada Casa Grande, 24 horas antes, el presidente del Gobierno autóctono había estrechado relaciones diplomáticas con Aquitania, la vecina del nordeste (ustedes, los del noroeste, aguarden un momentito). Resistente hasta el heroísmo, el presidente había vuelto a plantear la imperiosa necesidad de una autopista transpirenaica que nos lleve al mar.

Las autoridades aquitanas, magníficas conocedoras de los sanfermines, han venido enviando una elegante colección de notas diplomáticas en la que nos comunican que encuentran redundante una autopista del mar al mar, además con ese precio, ese impacto y tan pocos visos de rentabilidad. La diplomacia parisién se ha pronunciado en el mismo sentido y Europa comunica que el transporte de la zona ha de ser orientado en el futuro por vías férreas y marítimas (sin cumpldos diplomáticos: por los puntos del noroeste que son Irún y Bilbao). Pese al chaparrón de cumplidos diplomáticos, el presidente ni se arredra ni se rinde. Todo por no molestarles a ustedes, los del noroeste. ¿No íbamos a resistir nosotros cuatro gotas caídas en el mar?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_