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Fox afronta una tensa convivencia con los 'dinosaurios' del PAN

Juan Jesús Aznárez

Uno de los retos del presidente electo de México, Vicente Fox, será impedir brotes reaccionarios en el Partido de Acción Nacional (PAN), forjado por élites católicas que perseveraron durante 61 años hasta alcanzar el Gobierno. El ganador del 2 de julio fue promovido por el grupo Amigos de Fox, arrastró en su emergencia al PAN y a gente de izquierdas y ganó declarándose nada dispuesto a eternizarse a la espera del cambio.

La convivencia política en esta hermandad de circunstancias registrará tensiones, porque el triunfo electoral obligó a la indefinición. El PAN, en el que milita Fox desde hace 12 años, fue creado en 1939 por el prócer Manuel Gómez Morín como oposición al Partido Revolucionario Institucional (PRI), nacido 10 años antes. Pronto habrían de comprobar los hombres del PAN el temple de los caudillos del PRI, partido que hizo y deshizo a lo largo de siete decenios. Durante las elecciones de 1940, el Ejército ametralló una cola de electores del PAN en Ciudad de México. No sería éste el único hecho de sangre ni la última tropelía contra un partido conservador al que no se le han encontrado casos de corrupción escandalosos."No somos el partido de los empresarios, el partido moralista y reaccionario como nos han pintado", declaraba Fox a este diario antes de las elecciones. Efectivamente, el PAN evolucionó proclamándose comprometido con la modernidad, el centro y las necesidades de los 40 millones de compatriotas en la pobreza. Nunca había sido, de hecho, la derecha ultra y militarista al uso en América Latina, aunque haya cerrado garitos de alterne y alargado las faldas de las feligresas en alguno de los Estados bajo su administración.

Oposición

Hasta los años ochenta, el PAN fue minoritario, casi testimonial, impecable en sus propuestas democráticas, la verdadera oposición al PRI. "Ser candidato del PAN implicaba un enorme sacrificio, pues se perdía el trabajo, las amistades, a veces la familia, y hasta la vida", subraya el liberal Felipe Calderón, que menciona a "miles de héroes anónimos que en algún momento abanderaron el PAN, obtuvieron un triunfo y fueron atropellados".Con la apertura económica y la privatización de la banca aplicadas por Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y por Ernesto Zedillo (1994-diciembre 2000), el PAN sumó sus escaños con el oficialismo en cruciales votaciones legislativas, y fueron motejados desde la izquierda de derechistas sin remedio, primos hermanos de los tecnócratas del PRI. Menos que nadie, Vicente Fox ha querido ser asociado en campaña con el conservadurismo de un partido que transitó públicamente desde la misa diaria, la alcurnia y las humillaciones hasta posiciones más acordes con la heterogeneidad social y las necesidades nacionales.

La globalización y la obligada apertura del régimen priísta fueron paralelas al progresivo alejamiento de los viejos dirigentes del partido rival y a la irrupción, al filo de los años noventa, de políticos y empresarios como Manuel Clouthier y Vicente Fox, ajenos al panismo tradicional, belicosos y directos en sus choques con el PRI, menos ideologizados y más pragmáticos, más cercanos en sus arengas a la socialdemocracia que al catecismo suscrito en la Convención Nacional de 1940.

Pese al cambio, los sindicatos temen una guerra con el nuevo Gobierno y los conservadores si aplican políticas de recortes rigurosas. El Congreso Agrario Campesino (CAC), que aglutina desde 1989 a 11 de las organizaciones campesinas más poderosas, de extracción priísta y de izquierdas, sospecha que "la derecha fascista" trata de recortar los beneficios sociales conseguidos por el campo, donde viven 27 de los 100 millones de mexicanos. "Uno de los enemigos constantes, ideológica y políticamente, del movimiento campesino, del reparto agrario, de la comunidad agraria, ha sido la derecha panista, que surgió como partido político como respuesta a la reforma agraria cardenista", según un documento redactado por el sindicato.

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