La izquierda mexicana acusa agotamiento
El liderazgo de Cuauhtémoc Cárdenas al frente de su partido queda cuestionado tras la pérdida de votos
El candidato presidencial del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas, de 66 años, es aún el referente moral de la izquierda mexicana, pero tendrá difícil liderarla de nuevo tras perder, a manos del conservador Vicente Fox, el triunfo y la bandera del cambio. El PRD conserva la alcaldía de Ciudad de México, pero cae de 119 a 52 escaños en una Cámara de Diputados de 500 miembros, y 3 de sus 16 senadores en una cámara de 128. El mensaje del partido acusa agotamiento. Varios dirigentes piden una reestructuración sin Cárdenas al mando; otros, que se acepte la invitación de Fox a participar en su futuro Gobierno; algunos amenazan con el fusilamiento de quienes lo hagan, y la mayoría reclama un Congreso para debatir a fondo el rumbo que hay que seguir.La victoria del candidato de Acción Nacional es una desgracia para la izquierda militante peor que la continuidad del Partido Revolucionario Institucional (PRI); también lo es la pérdida de 67 escaños y la correspondiente financiación oficial, y haber perdido por tercera vez la opción de alcanzar la presidencia, gran promesa del hijo del general y presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940). "Cuauhtémoc ya cumplió su ciclo; ahora debe permitir que destaquen nuevos cuadros", invitó el portavoz del PRD en la Cámara de Diputados, Israel Cantú Nájera.
El parlamentario estima que no todo en política es reciclable, y que el variopinto PRD, que consumió más tiempo en pleitos y elecciones internas que en su consolidación social, debe modernizarse con nuevos líderes, filosofías y fundamentos orgánicos. El cambio en el voto de izquierdas fue un hecho en las presidenciales y legislativas más importantes de la historia de México: cientos de miles de capitalinos votaron por Andrés Manuel Obrador, el candidato del PRD a la alcaldía, a la jefatura del Distrito Federal, y, en lugar de apoyar a Cárdenas para la presidencia, apoyaron a Fox. La fuga de sufragios fue notable también en el Parlamento del Distrito Federal.
"Eso significa que el PRD ejercerá el gobierno de la Ciudad de México, pero con el influyente contrapeso de una asamblea legislativa (local) en donde sólo tiene el 40% de las diputaciones", señala el analista Raúl Trejo. El voto útil, el emitido por quienes, a pesar de no gustarles Fox, sufragaron por él en el convencimiento de que era el único que podía derrotar al PRI, representó un millón y medio de papeletas, según un cálculo de Raúl Álvarez Garín, que fue líder universitario en las revueltas de 1968. Cárdenas habría perdido 774.000 de esa cantidad de sufragios, y muchos corresponden a los Estados gobernados por el PRD, lo que demuestra que la gestión de los perredistas no fue buena, o que, según acusa la dirección del PRD, los gobernadores apostaron por su propio interés, promoviendo bajo cuerda el voto útil a favor del nuevo hombre fuerte de México, Vicente Fox. Tampoco le facilitó las cosas a Cárdenas su mandato como alcalde de Ciudad de México (1997-1999), sin resultados visibles a pesar de la decencia de su gestión.
Cárdenas es un izquierdista moderado cuya influencia en la democratización de México ha sido determinante después de romper con el PRI en 1987. El cuestionado jefe de la izquierda no parece dispuesto a la jubilación y llama a superar las diferencias. La presidenta del PRD, Amalia García, cuya cabeza piden algunos sectores, rechaza cualquier transición que pase por la desaparición de Cárdenas. García insta a no desencadenar una cacería de brujas, y defiende su comprometida situación: cuando asumió el cargo hace 11 meses, el partido "estaba lastimado, gravemente herido". Dista mucho de haberse recuperado, y son de esperar nuevos males: el previsible corrimiento del PRI hacia la izquierda y los terrenos del PRD, en un intento por subrayar su oposición a Fox, causará probablemente más colisiones que coincidencias, y la compleja transición en curso pagará el pato.
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