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TOUR 2000 Novena etapa

Olano-Jiménez, las vísperas ansiosas

Reflexiones de un rodador y de un escalador sobre cómo tienen el cuerpo los ciclistas cuando se acerca la montaña

No es por meter cizaña, pero seguro que ambos, Abraham Olano y José María Jiménez, están de acuerdo por lo menos en una cosa: el año que mejor le ha ido al uno, mejor le ha ido al otro. Ocurrió en la histórica Vuelta del 98 (Olano, primero; Jiménez, tercero) y había ocurrido también en el Tour, un año antes, en el 97 (Olano, cuarto, su techo hasta ahora; Jiménez, octavo, su mejor plaza de nunca). Por aquellos años eran compañeros de equipo y, se supone, las tácticas conjuntas que le hacían bien a uno, le favorecían al otro. O, como se podría deducir también, el esfuerzo de regularidad a que obligaba el estilo de Olano le hacía ser ligeramente metódico y racional al Chava.Son los corredores más antitéticos con los que se pueda uno topar. Sin embargo, como todos los que quieren ser campeones, están condenados a exprimirse en el mismo terreno: la montaña.

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Uno, el guipuzcoano, poderoso rodador, hombre del llano y de la contrarreloj; ciclista acostumbrado a sufrir. Para él, la montaña es una tortura que debe ser superada con bien en el camino de la gloria. Grave y encerrado. "Un puerto-puerto es eso, un puerto", es su frase.

El otro, el abulense, es un escalador grande, elegido por los dioses, que le han dotado de tanta calidad en las piernas como de ligereza en la cabeza. Alegre y desenvuelto. "En las etapas llanas sufro, sufro y no tengo recompensa; en las de montaña, sufro lo mismo pero puedo ganar".

¿Cómo se les pone el cuerpo la víspera de un día grande del Tour como hoy? ¿En qué piensa el rodador? ¿Con qué sueña el escalador? ¿Pueden dormir bien? ¿Qué piensan hacer?

Olano no habla de esos temas. Si se le tira de la lengua llega a decir cosas como: "Estas etapas apetecen sí y no, depende". Jiménez sí que habla, pero como si no. "Duermo igual que antes de otras etapas", dice, "o sea bien. Me levanto igual y sueño lo mismo. Nada, lo más importante es estar relajado y tranquilo".

Olano, dice Iñaki Arratibel, uno de sus médicos, anda de peso por los 70 kilos, pero está mucho más ajustado que otros años, es el Olano sin culo. "Llegó al Tour con sólo un 5% de grasa, y eso se tiene que notar en la montaña. Llega, más o menos, como en el Tour del 97, cuando acabó cuarto". Hombre de agobios, de presión asumida, su relación con la forma es peligrosa, paradójica: cuando más cerca está del punto ideal más fácil tiene perderlo. Esto quiere decir que su mente es esclava de su forma. Y así lo expresa, con cautela, o temor: "Yo voy a pasar el día y a ver qué pasa. Hay gente con tiempo perdido y unos irán al ataque y otros a tantear". Aproximación prudente, que se dice. Los dos últimos años sufridos en el Tour no le dan alas para más, evidentemente. Caído en el descenso del Aubisque, en la primera etapa de montaña, tuvo que abandonar el Tour del 97. En la primera cita con la montaña del 99, con final en Sestriere, perdió 3.10m con respecto al ganador, y triunfador final, Lance Armstrong (antes, en la contrarreloj, había perdido 2.21m con Armstrong).

Jiménez es El Chava de siempre, ni victorias espectaculares ni espectaculares fracasos le pueden cambiar. Cuanto mejor le van las piernas peor siente la cabeza, repiten los que le rodean. Es, así, como Olano, un corredor mental, intuitivo: si se ve bien, es capaz de todo; si se ve mal, aunque en realidad esté bien, es capaz de nada. "Aún no puedo decir nada de la montaña, no sé cuáles van a ser mis sensaciones hasta que no llegue al primer puerto". Curioso: igual que Olano. Prudente. Tampoco nunca le han sonreído las primeras etapas montañosas del Tour.

Las cosas cambian cuando hablan de los planes. Más lanzado el abulense; más reservado el guipuzcoano. "Nosotros estamos bien, vamos a ver hasta dónde podemos aguantar". Traducido: no me pregunten qué Tour va a salirme, espero que bueno. No me pregunten qué significa bueno: puede ser bueno y acabar cuarto y puede ser malo y acabar cuarto: depende de cómo, ante quién y por qué.

Jiménez es más concreto. "Esto es lo que he estado esperando todo el año y voy a ir día a día. Intentaré ganar desde que empiece la montaña. Quiero ganar una etapa, la que pueda. Y según vaya la carrera estaré con Zülle, o no. Si le hago falta, con él estaré".

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