_
_
_
_
_
TOUR 2000 Novena etapa

La avaricia del Festina

El equipo de Juan Fernández lo quiso todo y sólo ganó fatiga

El Festina quiso meterse en el saco todo: el maillot de la regularidad, la victoria de etapa (la última oportunidad para los sprinters antes de la montaña) y los honores de ser el único equipo capaz de controlar, aunque sea por un día, este Tour atolondrado. Pero se le rompieron el saco y los esquemas. El grupo de Juan Fernández se fue al hotel de vacío. Sin ninguna medalla y con un buen calentón. Ni Wust pudo mantener el jersey verde, ni ganó al sprint -es más, ni siquiera pudo disputarlo; acabó en el puesto 22º-. Se quemó medio equipo tirando del pelotón durante buena parte de la etapa y ganaron el pulso los cuatro escapados. Es decir, todo al revés.Y, claro, el Festina no es el Saeco de los tiempos de Cipollini. No es un equipo especialista en sprints, que deja toda las fuerzas en el llano y el resto del Tour lo pasa de vacaciones. El Festina se mueve por otras inquietudes. Primero, porque Wust no es tan fiable como para dejarse el alma por él en cada etapa. Al fin y al cabo, sólo posee en su historial dentro del Tour una etapa, la del miércoles en Vitré. Y, sobre todo, porque Moreau, Casero y Beloki quieren dejarse ver en la clasificación general y ahora, en los Pirineos, pueden llegar los efectos secundarios del ejercicio de ayer.

Más información
Bettini en el país de las maravillas
Ilusiones de amarillo
ETAPA
GENERAL
EQUIPOS
JÓVENES
Olano-Jiménez, las vísperas ansiosas
Los favoritos llegan a la montaña con un máximo de seis minutos entre sí
Empieza lo bueno

"Yo, desde luego, sí tengo miedo a la etapa de Hautacam", jadeaba en la meta Félix García Casas, uno de los principales peones del Festina, que debe ayudar a sus jefes en el alto. "No sé los demás. Yo he llegado al límite, al límite. Mañana...". Su compañero David Plaza asentía: "Esto supone mucho desgaste y los resultados no están garantizados. Por eso tenemos miedo a darlo todo". Tal vez por esta razón el Festina se paró en los últimos kilómetros. No terminó el trabajo y todo su esfuerzo se fue al traste.

Con todo, Ángel Casero justificó la maniobra del equipo "porque era la última etapa de llano". "Pero hemos pagado el trabajo", admitió. Él estuvo exento de entrar en los relevos. También Moreau y Wust. Del resto del equipo, no se salvó ninguno. Y hoy los Pirineos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_