Vázquez de Sola prepara cinco nuevos libros de humor satírico
Quiñones y Pemán
El eterno enfant terrible de la viñeta española, el sanroqueño Andrés Vázquez de Sola, se dispone a volver a los escaparates de las librerías con los lápices bien afilados y los pinceles untados del humor cáustico que le ha dado fama. Después de tres años de silencio editorial, el que fuera colaborador de la legendaria publicación satírica francesa Le Canard Enchaine, entre otros medios españoles y europeos, prepara la edición de cinco nuevos títulos que vienen a sumarse a los ya clásicos La triste vida de un hombre triste o Me cago en el quinto centenario, entre la veintena que compone su bibliografía. Me cago en el quinto centenario fue una obra que causó bastante malestar en ciertos sectores conservadores por la visión que daba Vázquez de Sola de la conquista de América.Para empezar, la editorial Hiru se ha hecho cargo de La madre negra y El polvo del camino y viceversa, "dos libros profusamente ilustrados, aunque sin una relación directa entre texto y dibujo", según afirma el autor. "El primero resume la vida de una negra maravillosa, mi suegra Dinorah, una mujer que echa por tierra todas las teorías sobre las suegras, y a la que comparo con Cuba", explica Vázquez de Sola. El polvo del camino y viceversa se presenta, por su parte, como "un estudio sociológico muy documentado sobre las putas del mundo", razona el humorista sanroqueño.
Patera rosa contra patera negra, que verá la luz en Ediciones Praxis, aborda el tema de la inmigración en el estrecho de Gibraltar desde un punto de vista ácido y crítico, mientras que Vida y milagros de Jesulín de Nazareth recupera el tono anticlerical del gaditano y será editado por Madre Tierra.
Un último volumen, Cartas de amor y amistad, recopila imaginarias misivas de Vázquez de Sola a personajes ilustres (de Cervantes a Manolete, pasando por Goya, Isabel la Católica, Fernando Quiñones o Pemán), algunas de las cuales ya fueron publicadas durante la pasada década en la prensa diaria. Vázquez de Sola aplica un estilo desmitificador y vitriólico que echa por tierra cualquier actitud solemne y pomposa. Su visión de la historia pasa por defender a los humildes y despreciar a los opresores.Entre tanto, el dibujante asegura que nunca ha dejado de trabajar. Sin embargo, "una censura oscura y la cobardía -que es la peor censura- de algunos editores me ha mantenido alejado de los anaqueles durante este tiempo", alega Vázquez de Sola. Su estilo, no obstante, permanece intacto según sus propias palabras: "Para que una caricatura sea buena, tiene que parecerse profundísimamente al modelo; para que una sátira sea tal, tiene que quintaesenciar a la realidad y a la verdad. Es lo que he aprendido en los últimos 25 años".
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