La dignidad de la guitarra flamenca

Al fin Manolo Sanlúcar en Madrid con su Locura de Brisa y Trino, su última obra, una de las más bellas que ha producido su talento creador y con la que habrá que contar ineludiblemente en la historia de la música flamenca de este final de siglo.Locura de Brisa y Trino, inspirada en poemas de Federico García Lorca que canta Carmen Linares, es un concierto tremendamente personal de Manolo Sanlúcar. El compositor y guitarrista ha sabido impregnarse totalmente del sentimiento jondo del poeta y trasladarlo a su música con una tersa interpretación. A fin de cuentas, Sanlúcar no sólo es un excelente músico flamenco, sino además un artista que desde sus primeras andaduras en este arte tuvo la preocupación, yo casi diría la obsesión, porque al mismo se le diese la dignidad que habitualmente se confiere a otros géneros musicales, incluidos los llamados cultos.

Es obvio que desde entonces acá la situación de la música flamenca no es la que era, no solamente en lo que respecta a su calidad intrínseca, sino también a la dignidad ganada en cuanto a la consideración social que merece. Hay que tener siempre en cuenta que Manolo Sanlúcar tiene una buena cuota de responsabilidad en todo ello. Siendo él y Paco de Lucía quienes desde hace alrededor de tres décadas emprendieron una seria tarea de renovación en profundidad de una música que llegaba a ellos lastrada por convencionalismos fuertemente arraigados.

Manolo Sanlúcar elevó ese objetivo a fin primordial de su música y fruto de ello han sido unos cuantos títulos que hoy merecen el respeto y el reconocimiento de todos los amantes de la música sin calificativos. Locura de Brisa y Trino es uno de los más atractivos. Música flamenca sí -yo diría que uno de sus conciertos más esencialmente flamencos-, también música trascendida de una dignidad mucho más allá de cualquier limitación genérica. Es un buen camino para engrandecer y consagrar a los más altos niveles lo que ya de por sí tiene grandeza y belleza. Sanlúcar es un maestro en ello.