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El 'gran hermano' anglosajón

La red mundial de espionaje electrónico conocida como Échelon, que comparten Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, ha sido durante décadas uno de los secretos mejor guardados por la Administración norteamericana, que no reconoció oficialmente su existencia hasta el pasado mes de enero. Pero sus orígenes se remontan a la II Guerra Mundial.Hay que trasladarse al verano de 1940, tras la derrota de Francia, cuando cae en manos británicas la célebre máquina Enigma, capaz de descifrar los códigos alemanes. Los éxitos de Enigma en la no menos famosa mansión de Bletchley Park, al norte de Londres, en la interceptación de las comunicaciones alemanas forjará el primer acuerdo entre británicos y unos EE UU, aún neutrales, para compartir sistemas y técnicas criptográficas. El pacto entre las dos potencias anglosajonas se fortalecería durante la guerra en el Pacífico y desembocaría en 1948 en la firma del acuerdo UKUSA, por el que el Reino Unido, EE UU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda decidían compartir su información y dividirse el mundo en zonas de influencia electrónica, si bien Washington controlaba la parte del león, léase Unión Soviética.

El desarrollo de la guerra fría llevó a EE UU a crear en 1958 la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), con la máxima responsabilidad sobre todo lo relativo a la inteligencia electrónica, incluida la red Échelon, que se beneficia de la infraestructura creada por el acuerdo UKUSA.

La NSA, uno de los servicios secretos más controvertidos por haber espiado incluso a ciudadanos norteamericanos (los opositores a la guerra de Vietnam), cuenta con un presupuesto de 4.000 millones de dólares, 120 satélites militares para sus operaciones de interceptación y 40.000 agentes. Y la red Échelon, que habría comenzado a funcionar en los años ochenta, permite a esos cinco países anglosajones interceptar las transmisiones militares y civiles de llamadas telefónicas, faxes o correos electrónicos enviados vía satélite, cables submarinos o Internet.

Ahora, levantado el velo del secreto, la NSA ha desclasificado y puesto en Internet dos documentos que prueban la existencia de Échelon. El primero, del 3 de septiembre de 1991, revela la interceptación de las comunicaciones que pasan a través de los satélites Intelsat por un centro de vigilancia electrónica de la Marina de EE UU en Sugar Grove (Virginia occidental). El segundo, del 15 de junio de 1995, da indicaciones sobre la "activación de unidades Échelon" del Ejército del Aire norteamericano en diversas bases aéreas del mundo, concretamente en Guam y Misawa (Japón).

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