_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El asunto Uncio colea

El director general del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), José Manuel Uncio, quizá peque de altivo o ligeramente soberbio, al decir de las gentes de su entorno, las mismas, ciertamente, que se hacen lenguas de su solvencia profesional y plausible gestión al frente del mencionado ente. Nada que objetar a tan favorable y sumaria descripción. Lo grave es que estos mimbres personales no le blindan -digo de Uncio- del acoso crítico de la oposición y de las sospechas del vecindario mejor informado. Crítica y sospechas que, como el lector recordará, surgieron cuando se supo, porque lo publicó el diario Levante, que el caballero había vulnerado el régimen de incompatibilidades que le afecta, constituyendo una sociedad para la administración de su patrimonio y los negocios inmobiliarios en general. La tal mercantil se denomina Global Estrategies and Financial Solution, SL, lo que no deja de ser una monumental cursilada.Tan lejos como el viernes pasado, emergió de nuevo este asunto en el curso de la reunión del consejo general del repetido instituto. La representante de CC OO solicitó que el director cuestionado explicase las circunstancias que concurrieron para constituir una empresa que, a todas luces era improcedente en ese momento y con tal objeto social. El consejero de Economía y Hacienda, Vicente Rambla, salió al quite y devolvió las preguntas a toriles. Pero las preguntas están ahí, por más que se reputen contestadas al asegurar que la citada sociedad no había registrado actividad alguna, como sin duda ha sido.

Pero el meollo del episodio no es tanto la actividad de la SL que nos ocupa, sino la desgraciada iniciativa de haberla formalizado. Y, lo que se nos antoja más asombroso, el hecho de que se filtrase la evidente irregularidad. A nuestro entender, resulta chocante que cabezas tan bien dotadas jurídicamente, como se supone que orlan a Uncio, sin soslayar sus propias capacidades, caigan en el error de firmar la escritura de constitución, siendo así que podían haber aplazado el trámite hasta el día después de la destitución o dimisión. ¿O es que se presentía de manera inminente y no se produjo? No es una hipótesis desdeñable.

Por otro lado, se comprende que a ciertos prohombres del PP se le hagan los dedos huéspedes cuando intentan razonar cómo pudo filtrarse esa operación que bien puede haber cancelado definitivamente la carrera política del brillante ejecutivo. ¿Fue una jugada desgraciada del azar o, por lo contrario, una maniobra bien calculada, en el sentido de que destruye al implicado sin producir más víctimas colaterales? El tiempo, manso señor de tantísimas verdades, acabará por poner las cosas en claro.

Sin embargo y mientras tanto, tenemos la impresión de que el consejero Rambla tendrá que seguir aliñando preguntas sobre el IVF y su director general. Interrogantes que irán socavando la peana de Uncio hasta que, por sí o por decisión de quien puede, se produzca el relevo. Es muy posible que en ese trance ya sepamos si en el origen del suceso hay una estupidez o una mano negra que lo ha auspiciado o aprovechado arteramente. A los partidos de la oposición les basta con pedir periódicamente explicaciones para cobrarse la pieza que les han colocado en el punto de mira.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
_
_