La línea eléctrica de las Gavarres no estará concluida para llevar energía a la Costa Brava este verano
Los alcaldes de Cassà de la Selva y Llagostera confirmaron ayer que las conversaciones con Enher para buscar un nuevo trazado para la línea de alta tensión que debe llevar energía a la Costa Brava se han roto definitivamente a causa de la intransigencia de la compañía y del empeño de la Generalitat en forzar a los dos municipios a autorizar un tendido provisional sin garantías de desmantelamiento posterior. "Teníamos la sensación de que se nos quería hacer caer en la boca del lobo y de que la línea en precario se hubiera convertido en definitiva", explicó Lluís Postigo, alcalde de Llagostera.
Tanto Cassà de la Selva como Llagostera mantienen paralizados los trabajos del tendido eléctrico entre Juià y Castell d'Aro mediante sendos decretos de alcaldía. Mientras que en el primer municipio falta instalar unas siete torres, en el segundo únicamente es necesario hacer pasar el cable entre las torres. Estas operaciones, que según Enher pueden realizarse en menos de dos meses, eran una de las condiciones para que la compañía aceptase un trazado alternativo menos agresivo con el medio ambiente y más alejado de los núcleos habitados de los dos municipios. Enher siempre ha mantenido que el servicio eléctrico no podrá resistir el incremento de energía que requiere el centro de la Costa Brava durante el periodo estival y que los apagones serán inevitables.
Según explicó el alcalde de Cassà, Antoni Baulida, en las sucesivas negociaciones que han mantenido en el último mes con la compañía han ido rebajando sus pretensiones. Baulida y Postigo recordaron que su postura inicial era una negativa rotunda a la línea y que posteriormente la aceptaron si se soterraba en algunos puntos.
Según confirmaron ayer ambos alcaldes, en la última reunión, en la que el director general de Energía de la Generalitat, Albert Mitjà, participó como mediador, llegaron incluso a aceptar un trazado totalmente aéreo, aunque no pudo llegarse a ningún acuerdo por el empeño del representante del Gobierno catalán en que se acabase el actual trazado sin suficientes garantías de desmantelamiento.
Postigo teme ahora, ante la evidencia de que será imposible llegar a un trazado consensuado, que pueda imponerse una opción que volvería a radicalizar la oposición en torno a la línea. Los miembros de la coordinadora antilínea creen que Enher puede utilizar los cortes de luz durante el verano como medida para presionar a los juzgados o a la Generalitat.
Sobre la mesa del consejero de Industria, Antoni Subirà, hay una solicitud de autorización de Enher para poder negar nuevas altas a industrias, comercios y promociones de viviendas en unos 30 municipios cercanos a la Costa Brava en caso de que la línea de alta tensión de las Gavarres no pueda empezar a funcionar este verano. Los ediles piensan que la responsabilidad de gobierno impedirá que la Generalitat acceda a la petición, que levantó una enorme polémica en la zona cuando se hizo pública.
Los ayuntamientos de Cassà y Llagostera lamentan que las opciones presentadas por Enher que incluían el soterramiento parcial de la línea fueran rechazadas de plano por su elevado coste. Los ediles contrarios a la línea sostienen que analizando los nuevos trazados propuestos por la compañía se han dado cuenta de que el trazado actual es "uno de los peores posibles". Según ambos alcaldes, Enher dispone de un plan de emergencia para hacer frente al incremento de energía que se producirá entre el 15 de julio y el 15 de agosto en la Costa Brava. Los alcaldes consideraron positivo el papel de Albert Mitjà en las conversaciones, aunque constataron que la Generalitat se ha situado claramente al lado de Enher.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.