Un centenar de historiadores revisa la figura de Carlos V, un rey "poco conocido"
Expertos de todo el mundo analizan la quiebra del humanismo político
Frente a su hijo Felipe II y a otros monarcas, la historiografía se ha ocupado poco de Carlos V, considerado un monarca extranjero, al que no se ha sabido insertar en la Historia de España. Revisar esta idea y la convulsa época en la que se rompió el humanismo político, cuando el emperador asaltó Roma, es el objeto del congreso Carlos V y la quiebra del humanismo político en Europa, que reúne a 100 historiadores de todo el mundo.
Unidad
El largo reinado de Carlos V, nacido en Gante en 1500, que recibió el trono de España a los 16 años y fue coronado emperador en Bolonia en 1530, no sólo ha sido una de las épocas peor estudiadas; sobre él persisten los tópicos asentados en la segunda mitad de este siglo cuando se le empieza a estudiar, a juicio de José Martínez Millán, profesor de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y organizador del congreso Carlos V y la quiebra del humanismo político en Europa (1530-1558), que se celebra en la UAM hasta el 6 de julio. "Uno de esos tópicos deriva del célebre discurso de Menéndez Pidal, en 1937, en el que introduce el término hispanización aplicado a Carlos V, en el sentido de que vino a España y asimiló sus costumbres. Pero esa hispanización es una trampa retórica, porque en realidad fueron los españoles quienes se esforzaron en insertarlo en su historia", explica Martínez Millán. Fue Cánovas del Castillo, que persigue restaurar la monarquía, quien primero intenta incorporar la dinastía de los Austrias en la evolución de la Historia de España. "Pero, curiosamente, se realiza desde los Austrias menores, empezando con Carlos II, de tal forma que así se relativiza la decadencia de España de finales del XIX", continúa el historiador.
Carlos V era un rey al que se consideraba extranjero, ("era el menos español"), que metía a España en una serie de guerras que la llevaron a su ruina económica, aunque descubriera América. "El oro lo convertía en pólvora para defender unos postulados y una ideología que no era muy compartida por los castellanos, que tenían una mentalidad completamente ajena a los intereses de Carlos V. En éste primaban más los intereses patrimoniales que las grandes construcciones filosóficas", opina Martínez Millán, que pronto publicará una obra de cinco volúmenes sobre la revisión del monarca, "que sólo es español desde hace 50 años, cuando se le empieza a estudiar". La compleja herencia de títulos y territorios que Carlos V consiguió aunar coincidió con una época de reformas políticas, religiosas y culturales en Europa, y buena parte de los impulsores del cambio (los humanistas) depositaron en él sus esperanzas. Pero las convulsiones políticas y religiosas demostraron que no podía llevar a cabo sus ideales humanistas y derivó en un gobierno más rígido. "Él se carga toda la idea del humanismo político, cuando asalta Roma y se empieza a perseguir a Erasmo". Sin embargo, este monarca sí que dio más unidad a su reinado de la que buena parte de los historiadores sostienen: "Fue a través de la Corte, formada por las élites de poder de los distintos reinados y las redes clientelares". Respecto a si ese reinado fue o no un fracaso, Martínez Millán opina que Carlos V dejó la estructura de la monarquía hispana que, tras su muerte en Yuste (1558), heredaría Felipe II, y en definitiva lo que sería la Europa de la contrarreforma y el confesionalismo.
El congreso Carlos V y la quiebra del humanismo político en Europa (1530-1558), organizado por la Sociedad para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, pretende abrir nuevas líneas de investigación y aunar posturas sobre un rey poco entendido y tratado por la historiografía de cada país "según sus conveniencias".
Babelia
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