La rebaja del IRPF elevó la renta familiar más de 400.000 millones el pasado año
El Banco de España señala que el aumento del consumo y del endeudamiento redujo el ahorro
El saldo entre lo que se paga en impuestos y lo que se recibe en prestaciones sociales fue muy favorable el pasado año para las economías familiares. Tan favorable como cuatro veces más que en 1998 -412.000 millones de pesetas, frente a 100.331-, lo que se explica, sobre todo, por la rebaja del IRPF. Según el Banco de España, la renta familiar se elevó un 6,4% el pasado año, y de ese aumento, siete décimas se explican por esa menor carga fiscal. Sin embargo, en términos reales, la renta familiar creció menos que el pasado año -un 3,1%, frente a un 3,7%-, porque la inflación fue más alta. Es decir, se creó ilusión monetaria, lo que, unido a las ganancias en Bolsa y a la revalorización de los inmuebles, disparó el consumo y redujo el ahorro.
Buena parte de los síntomas de recalentamiento en la economía española provienen de la inyección de liquidez que ha supuesto la rebaja del impuesto sobre la renta en las familias. Ha habido más dinero en circulación, pero también la inflación ha sido más alta, lo que se traduce en una espiral cada vez más nociva. Según estimaciones del Banco de España, recogidas en su informe correspondiente a 1999, la renta familiar aumentó ese año un 6,4%, y de ese incremento, siete décimas responden al balance entre prestaciones e impuestos, frente a dos décimas el año anterior. Es decir, algo más de 400.000 millones de pesetas, cuatro veces más que en 1998.
El cambio más importante se ha producido por la rebaja del IRPF. Mientras que las pensiones han reducido su aportación positiva al aumento de la renta, los impuestos pasaron de tener una contribución negativa a una positiva, según los cálculos del Banco de España. El nuevo IRPF se aplicó ya el pasado año mediante una rebaja de las retenciones. La pasada semana terminó el plazo para presentar la declaración correspondiente a ese ejercicio; es decir, para hacer la liquidación definitiva con Hacienda. Y ha habido muchas sorpresas. En algunos casos, la devolución ha sido inferior a la esperada o a la del año anterior, y en otros, incluso, ha salido a pagar.
La causa es que buena parte de la rebaja ya se aplicó el pasado año -los 400.000 millones- y esto explicaría que, al hacer las cuentas ahora, parezca que la prometida menor carga fiscal se haya quedado en nada. En especial para solteros sin hijos y para quienes desgravan por compra de vivienda, menos favorecidos por la reforma.
Otra cuestión es cómo se ha traducido esa rebaja en términos de poder adquisitivo. Descontada la inflación, el aumento de la renta disponible se ha desacelerado respecto a un año antes. En 1999 creció un 3,1%, y en 1998 lo hizo en un 3,7%. La causa es que la inflación de ese año fue del 1,4%, y la de 1999, del 2,9%.
Es decir, las familias han tenido más dinero en los bolsillos, lo han gastado casi todo, y eso explica, en parte, las tensiones en los precios. Aunque la renta se desaceleró en términos reales, el consumo siguió la tendencia contraria. Las familias han gastado un 4,4% más que el año anterior, frente al 4,1% de 1998.
Inversión en Bolsa
Esa mayor propensión al gasto no se explica por la creación de empleo, ya que en 1999 se desaceleró (creció un 3,4%, un 0,3% menos que un año antes) ni por mejoras salariales (la remuneración por empleado aumentó un 2,4%, frente al 2,8%). Tampoco por la retribución del ahorro, ya que los tipos se mantuvieron bajos.
La explicación está en que, además de la rebaja fiscal, las ganancias en Bolsa han aumentado un 16,22% el pasado año, acumulado al 37,19% de 1998. También responde al aumento de los precios de la vivienda, lo que ha supuesto disponer de una mayor riqueza inmobiliaria. En sentido contrario, los créditos para compra de vivienda han crecido un 20%. El resultado es que las familias no sólo han gastado más, sino que se han endeudado hasta las cejas. La diferencia entre activos (depósitos, acciones, seguros, inmuebles) y pasivos (créditos) fue favorable a estos últimos. En consecuencia, el ahorro financiero neto pasó del 2,9% del PIB en 1998 hasta el 1,5% en 1999, el nivel más bajo de la década.
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