Las cajas de ahorro reclaman mayor protección ante las leyes autonómicas

Las cajas de ahorro necesitan de un marco legal "más sólido y estable" para protegerse de las "insuficiencias y distorsiones" que provoca la regulación vigente en algunas comunidades autónomas. Esta es una de las opiniones vertidas en el artículo Las cajas de ahorros: reflexiones en tiempos de cambio, escrito por los profesores José Luis Marrón y José Luis Pérez Rivero y publicado en la revista Cuadernos de Información Económica de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS) En el estudio, los autores advierten que las cajas pueden convertirse en "meros instrumentos de las políticas de las administraciones regionales".Si esto aconteciera, se condicionarían las decisiones financieras de las cajas al supeditarlas a las políticas, además de generar inestabilidad e incertidumbre "al limitar sus decisiones a los ritmos políticos". Este fenómeno, unido a las dificultades "para consensuar acuerdos sin alterar o perturbar la marcha operativa de las entidades", podría acabar desvirtuando la naturaleza jurídica de las cajas.

La injerencia política también dificultaría los procesos de adaptación de las cajas a "un entorno cada vez más volátil" y podría disminuir el grado de fidelidad de los clientes si estos llegan a percibirlas "como un botín de lucha política en detrimento de su carácter social".

Para evitar estos problemas, los autores sugieren que las comunidades aprueben "normas con el máximo consenso posible", con la finalidad de fortalecer a las cajas "como entidades independientes con acusado carácter social". Estas normas deberían estar orientadas a "proporcionar estabilidad a los órganos de gobierno, evitar los sesgos en las decisiones profesionales y reforzar la calidad de sus órganos de gestión".

Privatización

Sin embargo, los autores piensan que no es necesario efectuar "modificaciones sustanciales" de su actual estructura jurídica y consideran que la "privatización" de las cajas no está justificada, pues son entidades eficientes y ayudan a incrementar la competencia en un sector con una grado de concentración creciente.

El artículo analiza cuestiones como el tamaño, eficiencia, especialización y mercados de las cajas, así como los compromisos regionales de estas entidades.

Respecto al tamaño, señala que "no es la variable más relevante para el futuro de las cajas", siempre y cuando continúen mejorando su eficiencia, aunque el proceso de expansión que han acometido ha limitado la reducción de costes.

El mercado natural de las cajas -la provincia o comunidad autónoma- no está amenazado por la expansión de las entidades bancarias, ya que únicamente han conseguido cuotas marginales, en tanto que la especialización en particulares y pymes es adecuada por ser competitivas en servicios y por la cercanía al cliente.

El artículo indica que exigir a las cajas un esfuerzo de participación desproporcionado en empresas regionales puede cuestionar su independencia y comprometer un excesivo volumen de recursos que incremente el riesgo y dañe la eficiencia global de la gestión.

Precisa que las cajas no pueden asumir el liderazgo ni comprometer recursos excesivos al colaborar en iniciativas autonómicas, aunque si pueden aportar conocimientos y rigor en la gestión de estos proyectos. En consecuencia, concluye que "las cajas no deben (...) ser un sustituto o instrumento de la política industrial" de las comunidades autónomas, pero pueden ejercer actividades de capital-riesgo.