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La anorexia se extiende a mujeres maduras, según un equipo de médicos madrileños

Mábel Galaz

Un estudio efectuado por el equipo de Gonzalo Morandé, especialista en desórdenes alimenticios del hospital del Niño Jesús, desvela que la anorexia se extiende a mujeres maduras. Los datos que ha obtenido este especialista son similares a la información que se maneja en otros países. Los médicos vinculan la aparición de estos problemas a trastornos de la menopausia y a cuadros depresivos. Carmen Bayo, que colabora en el estudio, ha profundizado en la historia de las mujeres de tres generaciones de una misma familia y ha encontrado una patología común.

La anorexia y la bulimia han sido hasta hace poco desórdenes alimenticios atribuidos a los jóvenes, sobre todo a las chicas. Estudios realizados a mujeres de una misma familia y a pacientes que presentaban cuadros depresivos han desvelado que la anorexia también se extiende a mujeres maduras. "Los porcentajes no son muy elevados, pero los casos existen y llegan a nuestras consultas", señala Gonzalo Morandé. "Antes, estos problemas no estaban diagnosticados en mujeres de 50 o 60 años. Se sospechaba que su bajo peso se debía a otras causas. No habían sido identificados como desórdenes alimenticios. Hay bibliografía internacional y estudios realizados en otros países que coinciden con los casos que estamos viendo en nuestras consultas. Todavía hay mucho por investigar. Sabemos que las enfermas existen; ahora estamos estudiando las causas y ya creemos tener las primeras conclusiones sobre los motivos que les llevan a entrar en esta dinámica".Morandé colabora con varios psiquiatras en un estudio dirigido por Carmen Bayo, que está trabajando en el perfil y en la relación existente entre las mujeres de tres generaciones de una misma familia. "El estudio está en fase muy avanzada; esperamos poderlo presentar dentro de unos meses en un congreso médico", señala Bayo. La investigación se está realizando entre las madres y abuelas de 50 niñas que sufren estos problemas o que están consideradas como población de riesgo.

En los grupos de control y en las terapias que los especialistas mantienen periódicamente con las adolescentes participan en ocasiones las madres. Es en estas reuniones cuando los médicos aseguran haber encontrado síntomas de que esta enfermedad también ha afectado a sus progenitoras. "Por lo general son mujeres a las que les cuesta hablar de la anorexia de sus hijas, personas en las que descubrimos que también en alguna medida han vivido muchos años ejerciendo un férreo control de su dieta. Algunas reconocen que se han sentido mal durante mucho tiempo, pero que nunca en el pasado reconocieron su situación ni, por supuesto, fueron diagnosticadas", señala Bayo. "También hay casos de mujeres que tuvieron problemas de alimentación en edad adolescente y que ahora vuelven a tenerlos en la madurez, cuando su cuerpo vuelve a sufrir nuevos cambios".

Los especialistas establecen cuatro grupos de riesgo en las mujeres una vez superada la adolescencia: la época de noviazgo, antes de un embarazo, después del nacimiento de un hijo y en la época de la menopausia".El equipo de Morandé, pionero en España en investigar estos desórdenes alimenticios, cree que la aparición de la anorexia nerviosa en mujeres en edad tardía está relacionada con los trastornos de la menopausia. "Si una adolescente empieza a tener estos problemas porque le cuesta asumir los cambios que se producen en su cuerpo a esa edad, la mujer madura cae en ellos porque también le cuesta aceptar la transformación que conlleva la menopausia", añadé Morandé.

Las pacientes atendidas por el especialista refieren su temor a envejecer. "Por un lado, experimentan un cambio físico importante, que a veces les cuesta asumir, y por otro, se dan cuadros de carácter depresivo", señala Morandé.

Entre las causas de estos cuadros depresivos están la soledad y la sensación de que su vida se apaga. "Una mujer sola o que ha perdido a su pareja, o a sus hermanos, cae en este proceso. Pasa a dejarse ir", explica Morandé. "La alimentación pasa a ser algo secundario, y entonces es fácil oír: 'Yo, con cualquier cosa, me arreglo', 'yo no necesito comer para crecer, sólo para mantenerme".

Gonzalo Morandé refiere algunos de los síntomas de mujeres que han pasado por la consulta y que dejaban de comer para llamar la atención: "Recuerdo una paciente de algo más de 70 años que decidió no comer para que sus hermanos la prestaran atención porque se sentía sola. Otra de una edad similar entró en la misma dinámica porque tenía un problema con una herencia familiar".

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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