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El alto cargo depurado de Hacienda por el caso de la amnistía fiscal dirigirá la oficina del fraude

El Consejo de Ministros tiene previsto aprobar mañana una reorganización del Ministerio de Hacienda que completa el nuevo organigrama que surgió tras la separación de este ministerio y el de Economía. Su responsable, Cristóbal Montoro, nombrará a Jesús Bermejo como jefe de la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF). Bermejo fue destituido en 1997 como director de la Agencia Tributaria tras ser acusado de llevarse expedientes de su antiguo despacho en la Unidad del Fraude, aunque él sostiene que actuó por mandato de sus superiores. Está también pendiente la formación del equipo de la Dirección General de Tributos, cuyo titular, Estanislao Rodríguez Ponga, ha destituido a la mayoría de los subdirectores.

El nombramiento de Jesús Bermejo al frente de la ONIF, una unidad de élite centrada en la investigación de los delitos contra la Hacienda pública, ha causado perplejidad dentro y fuera del ministerio. Bermejo fue una persona clave en la denuncia que el PP hizo a principios de 1997 sobre una no demostrada amnistía fiscal durante el anterior Gobierno socialista, valorada en 200.000 millones de pesetas.Aquel escándalo le costó a Jesús Bermejo el puesto de director general de la Agencia Tributaria, al atribuírsele visitas nocturnas a su anterior despacho en la Unidad de Represión del Fraude Fiscal, para llevarse algunos de los expedientes tramitados por él. Nunca se aclaró si sus fines eran inocentes o lo que perseguía era hacer desaparecer pruebas de una supuesta tramitación irregular de esos expedientes.

Bermejo siempre sostuvo que su visita se produjo con el fin de reunir la documentación requerida por la comisión del Congreso de los Diputados que investigó la denuncia del PP. Algunos meses después de que esa comisión concluyera que no había pruebas de la amnistía fiscal, Bermejo reveló que había acudido a su antiguo despacho por orden del entonces secretario de Estado de Hacienda Juan Costa.

Bermejo fue destituido a mediados de 1997 como director de la Agencia Tributaria, pero Costa le nombró director del Instituto de Estudios Fiscales, un puesto de cierto rango aunque fuera de la gestión diaria. El equipo actual de Hacienda, cuyo responsable es Cristóbal Montoro, ha recuperado ahora a Bermejo para un puesto muy relacionado con su trabajo en la antigua Unidad del Fraude, de la que fue responsable durante la última etapa del Gobierno socialista.

En esa unidad se tramitaron algunos de los expedientes de fraude fiscal más sonados de la época -las llamadas actas del fútbol, el caso de las torres de KIO o las cesiones de crédito del Banco Santander- y fue disuelta a principios de 1996, meses antes de que el PP obtuviera su primera victoria electoral. A finales de 1998 se creó una nueva Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF) con el fin de investigar las nuevas figuras de delito fiscal.

Un puesto técnico

Como responsable, Costa nombró meses más tarde a José Aparicio, puesto que ahora ocupará Bermejo. Entre los inspectores consultados, la eficacia de la ONIF es muy cuestionada, ya que no se ve su utilidad práctica. Sin embargo, Costa la creó con el fin no de perseguir el fraude, sino de abrir caminos. Es un puesto "técnico" y a Bermejo se le considera con una amplia experiencia al respecto.

Además de la reorganización de la ONIF, el ministro Montoro aborda la reorganización de su departamento, con el objetivo, entre otros, de dotar de contenido la nueva secretaría general de Política Fiscal Territorial y Comunitaria, cuyo responsable es Antonio Beteta, antes consejero de Hacienda en la Comunidad de Madrid.

Está pendiente la formación del nuevo equipo de la Dirección General de Tributos, cuyo titular es Estanislao Rodríguez Ponga. El nombramiento de Rodríguez Ponga hace unas semanas causó también sorpresa, ya que, como asesor fiscal de entidades como el BBV, Caja Madrid y Repsol, había mantenido una postura muy beligerante contra la Administración.

Rodríguez Ponga ha sembrado la polémica a su llegada al ministerio, ya que ha decidido mover el banquillo; es decir, ha cesado a la mayoría de los subdirectores que formaban el equipo de su antecesor, Enrique Giménez Reyna, ahora secretario de Estado de Hacienda. Algunos de ellos llevaban más de 15 años en sus puestos y aún no conocen su nuevo destino.

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