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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¿Brasil, un país bilingüe?

Pocas veces el pueblo brasileño estuvo ante una ley cultural o educacional que lo sacaría de su triste ignorancia y su analfabetismo deplorable. Incluso podemos decir que pocas veces este pueblo estuvo ante el debate sobre el libro. Tenemos leyes maravillosas en Brasil. La ley asegura que cada asalariado debe recibir bastante para una vida digna, pero el sueldo mínimo es igual a 80 dólares. La Constitución brasileña garantiza también que todos los niños deben ir al colegio y que todos deben ser alfabetizados.El Gobierno brasileño declaró que todos los niños estaban matriculados. Sin embargo, olvidó decir que la mayoría de estos niños no asistieron a la primera clase del curso. Los motivos que se lo impiden son varios: falta de profesores, falta de tiza, falta de pizarra, falta de sillas para sentarse, falta de aulas, falta de merienda, pero sobre todo falta de vergüenza de los políticos.

Es necesario recordar la crisis financiera que sufrió Brasil y que ésta es el resultado de una política liberal que viene fastidiando al país desde hace algunos años. Esta misma política consiguió acabar con nuestra asistencia social y nos llevó a uno de los más críticos niveles de miseria del mundo. Hoy día, muchos niños brasileños no van a la escuela porque tienen que trabajar para sobrevivir.

Me gustaría que los 50 millones de brasileños con edad escolar pudieran estar en los bancos de escuela estudiando el español. Pero no será así ya que apenas tres millones, más o menos, tienen acceso a una educación buena. Son jóvenes de familias de la clase media o ricas y van a escuelas privadas. En realidad, poco me importa que las potencias europeas estén ansiosas del mercado de libros. El que un brasileño lea en portugués o en cualquier otra lengua extranjera no es tan importante. ¡Lo fundamental es que lea!

Desafortunadamente la cultura brasileña no está amenazada por el libro, sino por los tontos culebrones y películas estadounidenses. Y pensar que en la era de la globalización y la desaparición de la educación pública que Brasil está atravesando varias naciones europeas sólo se interesan por ganar el mercado de libros. Preocupado por la situación de la educación en mi país, yo les pido sólo una cosa a los europeos: que vendan muchos libros en Brasil y que nos ayuden a enseñar a leer al pueblo brasileño, incluso en lengua extranjera.- Renato Guerra Cavalcanti. París.

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