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El partido de Mugabe dice que formará Gobierno aunque pierda las elecciones

Ramón Lobo

Cinco horas antes del cierre de los casi 4.000 colegios electorales, en el segundo día de votación para renovar el Parlamento, el número dos del partido del presidente Robert Mugabe, la Unión Nacional Africana de Zimbabue (ZANU-PF), John Nkono, anunció que su grupo formará el próximo Gobierno sean cuales sean los resultados. "No hay duda de eso", dijo. La Constitución, y la inexistencia de la figura del primer ministro, otorga al presidente la potestad de formar Gobierno a su antojo, sin respetar el veredicto popular ni las mayorías parlamentarias.

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Esta salida, que nunca se tuvo que contemplar desde la independencia, encierra enormes riesgos. En el caso de una mayoría absoluta del MDC sería imposible aprobar leyes, ni siquiera la del presupuesto; el país quedaría políticamente paralizado. Morgan Tsvingirai, líder de Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), la oposición que aspira a una victoria histórica, aseguró que la declaración del número dos del ZANU-PF es la prueba del nerviosismo existente en el entorno presidencial. La alta participación, menor en la segunda jornada, demuestra, según el MDC, que el pueblo zimbabuense anhela el cambio.Johnatan Moyo, jefe de campaña electoral del ZANU-PF, y que el viernes hablaba de una victoria por 117 escaños contra tres, se sumó ayer entusiasta a la tesis de Nkono. Incluso manejó la posibilidad de que Mugabe efectuara una aparición televisiva por sorpresa. "Pero eso ya no es posible", apuntó un periodista occidental, "estamos en plena votación, sería ilegal". Moyo le miró con displicencia, dejó escapar una leve sonrisa, y exclamó: "Nosotros somos la ley". La participación, que en algunas circunscripciones urbanas puede rondar el 80%, no es la mejor noticia para Mugabe. En las áreas rurales, en cambio, una afluencia masiva de votantes beneficia, en teoría, al ZANU-PF; allí es donde se ha concentrado la campaña de intimidación de los últimos meses, una maniobra que podría tener un efecto bumerán al extenderse en el tiempo.

Las irregularidades se mantuvieron en la segunda jornada: papeletas en las que sólo aparecía la foto del candidato gubernamental y no la del MDC (básico en un país con alto índice de analfabetismo); listas con exceso de muertos y ausentes; problemas en el registro con los más jóvenes (e inclinados al cambio); orden de detención librada contra el candidato de la oposición en Mubvuku; bandas del ZANU en esta misma circunscripción tomando los nombres de los votantes; casillas vacías del MDC (la de la foto) que inducen a colocar la cruz en el lugar erróneo y que los agentes electorales anuncian que consideran no válidas, y un largo etcétera.

Los 150 observadores de la Unión Europea admiten esos fallos y denuncian la campaña previa de intimidación -de la que hacen responsable al ZANU-PF y a los veretanos-, y la utilización abusiva de los medios de comunicación estatales así como todas las medidas administrativas destinadas a vaciar de contenido la función de la Comisión de Supervisión Electoral. La UE, que reserva su informe final, incluido el escrutinio de las papeletas para el 5 de julio, asegura que las elecciones no se pueden considerar completamente honestas pero evitan hablar de fraude; éste, de llevarse a cabo de forma masiva, habría ocurrido a partir de la madrugada de hoy, en el traslado de las urnas a los 120 centros de escrutinio.

En la noche del sábado al domingo, cinco interventores durmieron en la escuela secundaria de Mubvuku para evitar la introducción de papeletas de refresco o el cambio entero de la urna. Compartieron suelo duro y comida sin importarles las siglas de origen. "Estaré así hasta que sea necesario, sin importar cuántos días", aseguró Edwick Taurri, una mujer de 38 años del MDC. "Cuando cierren las urnas , acompañaré la mía al escrutinio y adonde sea necesario hasta que se anuncie el resultado". El Gobierno iniciará hoy, a las ocho de la mañana, la contabilidad de los votos, y aspira a tener los resultados finales a última hora del día. Parece un deseo poco realista.

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En las barriadas más pobres que circundan Harare, como Hatfields o el violento Epworth, la gente tenía menos resquemor a revelar la tendencia de su voto (la inmensa mayoría, MDC); lo contrario que en las áreas rurales, donde los votantes esgrimían como protección el secreto de su decisión soberana. Es un dato clave, pues éste ha sido el mensaje de los últimos días del MDC.

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