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Tribuna:LA HORMA DE MI SOMBRERO
Tribuna
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Con Ovidi en Alcoi JOAN DE SAGARRA

Jueves, 22 de junio. A las nueve de la mañana me subo en el Euromed con destino a Alacant para luego desde allí tomar un taxi que me lleve a Alcoi, donde, a las ocho y media de la tarde, en el teatro Principal, presentan la integral discográfica de Ovidi Montllor: 13 compactos editados por Estudis de Gravació Tabalet, edición financiada por el Ayuntamiento de Alcoi con la colaboración del de Barcelona. Toda la producción discográfica de Ovidi más tres inéditos, entre ellos Ovidi diu Sagarra, el recital de poemas de mi padre que Ovidi estrenó en el Teatre Lliure en 1994, con motivo del centenario del nacimiento de mi padre.Llego a Alacant a la una y media. Alacant, en fiestas, me recibe con una minimascletà y una bellea del foc, guapísima, persiguiéndome con su cortejo por los alrededores de El Corte Inglés al ritmo de Paquito el chocolatero. Busco refugio en la barra del Piripi, donde me aguardan dos de mis cuñadas. Lleno el buche: coca amb tonyina, sepionets y arròs al forn (el arroz de los jueves, exquisito), regado con el Rioja de la casa. De postre, tocinillo del cielo. Café doble, un chupito de Jameson, un 898 de Partagas y un taxi para que me lleve a Alcoi, un taxi en el que me permitan terminarme tranquilamente el cigarro.

Al taxista, Paquito, no sólo no le molesta el cigarro, sino que me confiesa una cierta envidia (me enternezco y le obsequio con un Saint Luis Rey para que se lo fume a la mayor gloria de Ovidi. Paquito, de 32 años, es de Muro, Muro d'Alcoi, y sabe quién es Ovidi). Enfilamos la nacional 340, camino de Alcoi. A la salida de Alacant, leo en un panel: Xixona, Alcoi, Mutxamel. Alcoi entre dos golosinas. Cuando era niño, Xixona era antes un dulce que una población (desconocida) y Mutxamel siempre ha sido y será la Muchamiel de Valerio (Larbaud): "Le nom sonne comme Beaocoup-de-Miel et il fleure comme le vers de Juan Ramón Jiménez: Como la flor del almendro, como la mejorana". (¿Y los tomates de Mutxamel? ¡Qué me dices, Valerio, de los tomates de Muchamiel!).

Xixona, Alcoi, Mutxamel. Ovidi, hijo de Alcoi, entre dos golosinas. Me resisto a ello: la imagen que guardo de Ovidi poco tiene que ver con las peladillas de la fábrica El Campanar, de Alcoi. Ovidi no era dulce, era más bien amargo, sobre todo en sus últimos años, pero lo llevaba con una gran elegancia.

Paquito me deja en el hotel Reconquista (el de siempre). Me doy una ducha, me pongo guapo, cruzo el Pont Nou, el de Sant Jordi, y me llego a la plaza de España. Son las seis de la tarde. El Principal -que ejerce de cine: Misión a Marte- permanece cerrado. Me instalo en la plaza de Dins, en la terracita del Daily Caffé, y mientras me tomo un Ballantine's me miro a las xiquetes de veintipocos años. Pienso en sus madres. ¿Jugó Ovidi con ellas al escondite, les tocó el culo, siendo un crío, como le agradaba contarme? Me pregunto si esas xiquetes irán al Principal, dentro de un par de horas; me pregunto si irán sus madres; y me pregunto si madres e hijas sabían que Ovidi, "quan era menut s'enamorà de l'Esther Williams de Escuela de sirenas [¿vio el cartel, los fotogramas, en el Principal?]. Però no podia anar al cinema perquè el seu pare tenia els bronquis i la butxaca malalts" (lo contaba Montserrat Roig).

Son las siete y media y frente al Principal se ha montado una cola. Son los alcoyanos, los paisanos de Ovidi, que acuden -acceso libre- a su homenaje. Están algunas de las xiquetes, con sus madres y alguna que otra abuela; están los amigos, pocos; los curiosos, incluso algunos de los que siempre han preferido Camilo Sesto (otro alcoyano de pro) a Ovidi, pero que ahora acuden, para ver de qué va, porque dicen que ha llegado la tele, para salir en la foto. Y está, cómo no, Esther Williams, y la loca de Teresa, Ballant el vals. Y muchos, muchísimos otros fantasmas.

Y empieza el acto. Y el teatro Principal se convierte en una especie de Cinema Paradiso alcoyano por cuya pantalla desfilan las fotografías de Ovidi mientras la Orquestra Simfònica Alcoiana, dirigida por Gregori Casasempere, vacila escandalosamente con el Homenatge a Teresa, hasta adquirir una mínima consistencia con La fera ferotge, en una orquestación más mora que cristiana que, como era de esperar, se gana al público. Luego vienen los parlamentos. Paco Bodí, el editor de la integral, de la antológica de Ovidi, se pone tierno. Bodí es un chaval del 68, que ha estudiado Físicas, y tiene la coherencia y el buen gusto de hablar de Ovidi -"al que tanto debo", dice- como de una estrella fija, situándolo en una nebulosa cerca de Esther Williams, y de su padre, el padre de Ovidi, anarquista alcoyano (de Torremanzanas, para ser exacto). Luego toma la palabra Isabel-Clara Simó, alcoyana. Habla del Ovidi de la terreta, del Ovidi alcoyano, de la olleta, de la coca de tomaca, del herberet. Isabel tira pa casa, una tierra, dice, antirretórica, y con una pizca de gastronomía -por no hablar de retórica- se gana al respetable.

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Luego le toca el turno al alcalde (socialista) de Alcoi, Josep Sanus. Sanus no lo tiene claro en Alcoi. Los radicales le acusan de ser de centro, de hacer política de derechas, pero el hombre ha querido estar ahí esta tarde. No en vano es él quien paga la antología. Tenía que estar, no faltaría más. Cuando aparece en el escenario se escucha un silbido, tímido. Y el hombre empieza a leer. La verdad, no sé si no sabe leer, si está nervioso o si está emocionado. Más bien una mezcla de todo ello. Me deja frío. Luego se da paso a la lectura de una carta del alcalde Clos, que no ha podido asistir. Carta protocolaria, seca, que como barcelonés me cabrea. Clos tenía que haber mandado a alguien en representación de nuestra ciudad. ¿Por qué no a Josep Maria Carandell, flamante medalla de oro de la ciudad y gran amigo y colaborador de Ovidi? ¿Cuándo aprenderá este anestesista que la ciudad respira sin ayuda?

Al final, ¡ya era hora!, salieron Toti Soler y Ester Formosa, que interpretaron, entre otros, el M'aclame a tu, de Vicent Andrés Estellés (la mujer mandó una carta, preciosa, que los del Ayuntamiento de Alcoi no se dignaron leer en público), y Homenatge a Teresa. Y el público se puso a aplaudir, a llorar, a abrazarse. Se acabó el acto. El alcalde Sanus ofreció un ramo de rosas a la madre de Ovidi y una foto de éste, en un marco dorado, que la madre besó.

Acabé en el John Wayne, un pub de la movida alcoyana, con un plis-plai (café-licor y coca). Y mientras k.d.Lang atacaba el Rose Garden juraría haber visto, al fondo de la barra, a Ovidi jugando al escondite con Esther Williams.

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