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Tribuna
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Il y a toujours la manière

Escribe Joseph Conrad en Crónica Personal (Alba Editorial, Barcelona 1998) que la auténtica sabiduría es desear lo que desean los dioses, tal vez sin tener certidumbre de cuál pueda ser su voluntad, sin saber siquiera si tienen voluntad propia. Y añade que en esta cuestión vertebral para la vida y el arte no es tanto el porqué lo que importa, de cara a nuestra felicidad, cuanto el cómo. Como dice el francés, concluye, il y a toujours la manière. Qué verdad. Sí, siempre hay la manera. La manera de la risa, las lágrimas, la ironía, la indignación y el entusiasmo, el juicio e incluso el amor; la manera en que, al igual que los rasgos y el carácter de un rostro humano, la verdad interior sea un presagio para quienes saben cómo mirar a sus semejantes.Reconozcamos que gentes con maneras no abundan en la Prensa. De ahí, el interés en examinar el trato reservado a Juan Villalonga, presidente de Telefónica, en El Mundo y La Razón de la mano de Pedro José Zola y Luis María Anson. Porque, pese a las temperaturas de incandescencia de su antagonismo, para nada se advierte el más leve roce entre ambos diarios ni ambos promotores. Parecería que nos encontráramos ante una narración como la del padre Ripalda en su Catecismo de la Doctrina Cristiana cuando, tras declarar el Misterio de la Encarnación de Nuestro Señor, encadena preguntas y respuestas de este tenor: "¿Cómo pudo nacer de Madre Virgen?". "Sobrenatural y milagrosamente, como fue concebido". "¿De qué manera fue eso?". "Saliendo del vientre de la Virgen como un rayo de sol por el cristal, sin romperlo ni mancharlo". Se trata de una técnica depurada que ya se exhibió con ocasión del caso Lasa-Zabala. Entonces, para el Abc de Anson, el general Galindo, principal acusado, era el más depurado espejo de patriotismo, la espada más limpia de Europa, el máximo defensor de la ciudadanía inerme, mientras que para nuestro Zola particular el comandante de Intxaurrondo sumaba el deshonor al crimen más espantoso. Cada mañana El Mundo aportaba nuevos detalles de la perfidia del encausado y advertía sobre el fango en que chapoteaban sus defensores periodísticos. Y también cada mañana el Abc de entonces desmentía las acusaciones y las atribuía a las más negras patrañas inventadas por los peores enemigos de España. Pero la maestría fue tal que, pese a las descalificaciones, nunca se rozaron.

Volvamos a la cuestión. El viernes, Zola decía que Villalonga compró opciones de Telefónica mientras negociaba en secreto con World Com-MCI especulando con información privilegiada. El sábado, Anson replicaba que, según la CNMV, no hubo información privilegiada ni prácticas ilícitas de Villalonga y que las maniobras contra él, activadas desde hace meses, se desmoronan una a una, que sus adversarios han pinchado en hueso. Ese mismo sábado, Pedro Zola insistía en que los mercados no creen a Villalonga y se ufanaba de que Telefónica caía en bolsa un 5,5%. El domingo, el director de El Mundo abjuraba de su pasada amistad con el de Telefónica e intentaba cerrarle las puertas de Miami diciendo que habría sido sancionado por la SEC si hubiera comprado las opciones en EE UU. El lunes, Anson salía en defensa del atacado y se ocupaba del acoso moral definido como un tejido de insidias, medias verdades, mentiras, calumnias, difamaciones con que se trata de erosionar la imagen de una persona para sustituirla en el puesto y añadía que constituye hoy motivo de grave preocupación y esconde nuevas formas de presión y tortura. Con simultaneidad, El Mundo, en primera, señalaba que Villalonga multiplicó en tres años por 12 su retribución en Telefónica y calculaba por lo bajo que sus ganancias este año podrían alcanzar los 6.300 millones.

Aclaran quienes le conocen que Anson para nada oculta que se ha visto favorecido por cuantiosas dádivas de su defendido. Pedro Zola también las ha recibido. Otra cosa es que, una vez terminadas las transacciones económicas, se haya impuesto la insobornable tarea de separar la prosperidad de sus negocios privados con la misión pública como periodista. Estamos ante un conflicto iluminador. Il y a toujours la manière... y el portal.

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