El rey Abdalá de Jordania nombra a un liberal como primer ministro
El rey Abdalá de Jordania se enfrenta a su primera gran crisis de Gobierno desde su coronación. El primer ministro jordano, Abdel Rauf Rawabdeh, presentó ayer su dimisión, tras haber incumplido los ambiciosos proyectos económicos del monarca, que había ordenado atraer las inversiones internacionales y fomentar el empleo. El soberano ha encargado la composición de un nuevo Ejecutivo al economista liberal Alí Abu Ragbeh.
La caída de Abdel Rauf Rawabdeh, primer ministro desde hace un año y medio, no ha sorprendido a nadie en Ammán. Su incapacidad para gestionar el Gobierno y sus reiterados incidentes con los demás miembros del Gabinete, cuatro de los cuales habían dimitido en los últimos meses, habían deteriorado profundamente su imagen y amenazaban con salpicar a la Corona.El rey aceptó de inmediato la dimisión del primer ministro y encargó a continuación la formación de un nuevo Gabinete a Abu Ragheb, un economista formado en Estados Unidos, que fue ministro de Comercio durante el penúltimo Gobierno del rey Hussein, entre 1991 y 1997. Abu Ragheb había recibido recientemente del soberano la misión de construir una zona económica especial en el puerto de Akaba, en el mar Rojo.
El nuevo primer ministro, que se ha comprometido a presentar un nuevo Gabinete al rey en las próximas 24 horas, ha pedido el apoyo a todas las fuerzas políticas del país, especialmente a los dirigentes jordano-palestinos, a los que ha ofrecido nueve carteras en su equipo, una cifra récord en la historia de Jordania y muy en consonancia con las sensibilidades del monarca, cuya esposa, la reina Rania, es también palestina.
El jefe de Gobierno ha reclamado también la ayuda de los islamistas, prometiéndoles al menos una cartera, lo que supondría la reconciliación oficial del régimen de Ammán con los movimientos integristas. La relación entre el poder y la oposición islamista quedó muy deteriorada en los últimos años tras la detención de varios dirigentes del partido radical palestino Hamás.
La entrada de los islamistas en el Ejecutivo ayudaría, además, a cicatrizar viejas heridas, entre ellas el recuerdo de que el propio rey, como responsable de las Fuerza Especiales, fue quien reprimió sangrientamente protestas de los radicales islamistas contra la política de su padre.
El primer ministro se plantea no excluir a nadie, aseguraba ayer uno de sus portavoces, quien recalcó que llamará al Gobierno a fuerzas de "izquierdas y liberales, a los tecnócratas, y también a la vieja guardia" del régimen, y que incluso tiene previsto incluir en su equipo a una mujer.
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