La Marató de l'Espectacle cierra sus puertas con cerca de 4.000 espectadores
Se notó la competencia del Sónar, pero sus consecuencias no fueron graves. La Marató de l'Espectacle, celebrada este fin de semana en el Mercat de les Flors, cerró sus puertas ayer de madrugada con unas cifras de asistencia de 3.700 espectadores, según un cálculo aproximado ofrecido ayer por la organización a falta del recuento definitivo. En la segunda de las dos sesiones, la taquilla se cerró en varias ocasiones, a la espera de que el teatro se descongestionara.
"Me asustaba la coincidencia del Sónar, y en realidad ha habido cierto descenso de espectadores respecto a la anterior edición, pero no ha sido muy significativo", señalaba ayer el director técnico, Juan Eduardo López, relajado ya tras el enorme esfuerzo y la descarga de adrenalina que supone organizar un evento de las características de La Marató. López ofrecía un balance muy positivo de la 17ª edición, en la que el programa cuadró casi al minuto y las 139 compañías participantes actuaron prácticamente sin retrasos. "La Marató cumple sus objetivos y goza de buena salud", aseguraba. El director técnico se mostraba igualmente satisfecho de la calidad de las producciones presentadas, que pudo contrastar con la respuesta del público: "En general, las cosas han gustado mucho".En la segunda sesión, celebrada entre la tarde del sábado y la madrugada del domingo, tomaron el escenario la mayoría de los intérpretes internacionales de esta edición. Vestido de policía, el único componente de la rusa Strange Company hizo las delicias del público con un espectáculo de humor sin palabras. Los argentinos Revoleando Tangos demostraron que el circo puede evolucionar y cautivaron con un montaje en el que los clásicos del género, como los malabares y el equilibrismo, cobran una nueva dimensión combinados con los ritmos porteños interpretados en vivo.
Dimensión internacional
En un tono intimista, los austriacos de la 2nd Nature Dance Group incitaron a la reflexión con su espectáculo de danza contemporánea. También hubo calidad, reconocida desde la platea, entre las producciones locales. Especialmente celebrados fueron el montaje de malabares y claqué del barcelonés David Batlló, el circo-danza servido por los madrileños Al Badulake y el número de variedades que Teia Moner llevó al Mercat desde Palau de Plegamans.
Conseguir que la dimensión internacional se incremente y potenciar la rama audiovisual con la presencia de programadores de cine y vídeo son dos de los objetivos de los organizadores de La Marató para futuras ediciones. Para ello, según López, será necesaria una mayor implicación de las instituciones, especialmente de la Generalitat, cuyas aportaciones suelen ser limitadas -la subvención para este año todavía no se ha recibido, pero en las últimas cuatro ediciones fue de un millón de pesetas- frente a la del Ayuntamiento de Barcelona, que en esta convocatoria ha contribuido con seis millones a través del ICUB y 10 del Mercat, seis de ellos en efectivo y cuatro en producción. En La Marató todas las compañías participan sin cobrar, esperando que sus creaciones gusten al público y, especialmente, a los numerosos programadores asistentes. López indicaba que si se dispusiera de más dinero, tal vez se podrían mejorar las condiciones de los artistas foráneos. Dormir en el coche, viajar en tren y autobús, y hacer equilibrios con su economía particular suele ser el peaje de la mayoría para exhibir su trabajo en el Mercat. "Yo admiro profundamente su esfuerzo", señalaba el director técnico.
Superar las limitaciones físicas de las últimas ediciones y devolver a La Marató su espíritu festivo es otro de los retos de los organizadores, y esperan poder cumplirlo el próximo año, cuando el festival alcance la mayoría de edad. "Cuando las obras concluyan, La Marató de l'Espectacle será la fiesta mayor de la Ciutat del Teatre", auguraba López.
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