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El alcalde de Santa Bárbara teme que haya un "asesino suelto en el pueblo"

El primer edil duda que las tres muertes se debieran a un tema de celos

El alcalde de Santa Bárbara de Casa, el socialista Leopoldo Bellerín, no se cree que los celos o la pasión estén detrás de la muerte a tiros de tres personas en esa localidad el viernes y teme "que haya un asesino suelto en el pueblo", según Europa Press. Las tesis de los investigadores no han variado y, aunque nunca han citado los celos como motivo, creen que Doroteo Gómez mató a su esposa, Francisca Escudero, y a su vecino, Manuel Valero, y luego se quitó la vida. Además, definen a Gómez como "depresivo y celoso".

El choque entre las declaraciones del alcalde y la versión de los investigadores sobre los hechos es total, aunque Bellerín añade que "no se puede descartar nada, porque todo está bajo secreto de sumario". Pero, además del alcalde, el portavoz de las familias y agente del Cuerpo Nacional de Policía, Domingo Gómez, también abre el caso a más sospechas y llega a decir que "en este asunto hay una o dos personas más implicadas". El representante familiar añade que "se trataba de personas que se querían mucho y nunca se llevaron mal". "Descartamos cualquier posibilidad de argumentos que hagan pensar en desavenencias o enfrentamientos entre nosotros", subrayó Domingo Gómez.Por su parte, un sobrino de Francisca Escudero aseguraba ayer entre lagrimas: "No hay nada claro y todo lo que se está diciendo son conjeturas. Nosotros no sabemos nada, porque nuestro pensamiento está en blanco".

Los vecinos del pueblo tampoco acaban de creerse lo ocurrido, aunque reconocen que el presunto asesino, Doroteo Gómez, estaba pasando un mal momento. "Sus hijos decían que últimamente andaba con depresiones", explicó el que fuera veterinario del pueblo. "Eran personas normales, estupendas y muy apreciadas. Jamás se ha escuchado aquí que tuvieran peleas entre ellos, porque era gente muy pacífica", dijo una joven que trabaja en un bar de la localidad. Todos coincidieron en señalar en que no existen motivos aparentes que condujeran al crimen.

Por el contrario, fuentes cercanas a la investigación policial consideran que Doroteo Gómez, que trabajaba como conductor en el plan Infoca, de extinción de fuegos forestales, "era un hombre depresivo que, desde hace años, padecía de los nervios. A esto se unían los fuertes celos que tenía de su esposa, al parecer infundados".

Este argumento lleva a que los agentes de la Policía Judicial barajen como hipótesis casi única que se trató de un crimen pasional, aunque, de momento, no se descarta que el móvil de los asesinatos fuera otro. Las diligencias de este macabro caso, que instruye el Juzgado número 1 de Valverde del Camino, se encuentran bajo secreto sumarial. La Guardia Civil, según las mismas fuentes, comenzará, el próximo lunes, a tomar declaración a los allegados de las víctimas, "para conocer con mayor profundidad cuál era la relación que mantenían los fallecidos".

El párroco del pueblo, José Manuel Raposo asegura que "se trataba de tres personas buenas y siempre dispuestas a ayudar". Las investigaciones tendrán que aclarar ahora la incógnita de este crimen que nadie justifica en Santa Bárbara de Casa.

Entierro conjunto

La gran mayoría de los vecinos de este pueblecito de apenas 1.400 habitantes del Andévalo onubense acudieron ayer al entierro de estas tres personas. A las seis de la tarde, la fotografía de Santa Bárbara de Casa era la de un pueblo fantasma abrasado por el sol, con las calles vacías. Centenares de vecinos abarrotaron la iglesia, situada en el centro de la localidad, para dar su último adiós a los fallecidos.

Los familiares y conocidos de las víctimas aprovecharon la presencia de los medios de comunicación para, minutos antes de que los tres féretros cruzaran el umbral del templo, negar tajantemente que el móvil del crimen fueran los celos, tal y como apuntan las primeras investigaciones, o cualquier otro de índole económica. La pareja fallecida tenía tres hijos y otros tantos había en el matrimonio entre Manuel Valero y su esposa. Todos ellos, a excepción del primogénito de Valero que tiene una deficiencia mental, viven fuera del pueblo.

En la pequeña localidad, choca que los celos entre personas que rondaban o superaban ya los 60 años puedan desembocar en dos asesinatos y un suicidio. Aunque algunas voces sí mencionan roces entre Gómez y Valero.

"El misterio del mal"

"Entre nosotros, somos una familia y estamos unidos en el dolor", expresó ayer Domingo Gómez, un agente del Cuerpo Nacional de Policía emparentado con dos de la víctimas. Los familiares de Doroteo, su esposa Francisca y del vecino de ambos, Manuel, no quieren culparse entre ellos por lo ocurrido, ni parece que quieran encontrar una explicación lógica a un crimen envuelto por el misterio.Las caras de dolor de los vecinos de este municipio y sus muestras de cariño hacia los fallecidos, demuestran lo incomprensible del suceso. Ayer, el sepelio de las víctimas fue conjunto, no hubo gritos entre familias, sólo llanto y muchos abrazos.

Doroteo Gómez y su mujer residían durante la semana en el pueblo, pero les gustaba mucho el campo, donde pasaban todos los fines de semana en su cortijo, el escenario del crimen. Manuel Valero se dedicaba al pastoreo y era amigo de la familia desde hacía muchos años. Nunca habían discutido en público. El párroco del pueblo define lo acontecido como "el misterio del mal".

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