Estreno de la primera dama rusa en una visita no de Estado
Un gigantesco avión de transporte Antonov precedió al Iliushin en el que llegó ayer a Madrid Vladímir Putin. En su inmensa panza, el primer avión transportaba, además de equipos de comunicación, el vehículo blindado utilizado por el presidente ruso durante su estancia de poco más de 24 horas en España y un segundo coche, de las mismas característas, para caso de avería.La delegación oficial que acompaña al presidente ruso está formada por 18 personas, entre ellas, la esposa de Putin, Liudmila Pútina, que viaja por primera vez al extranjero, lo que ha atraído la curiosidad de numerosos medios de comunicación, y tres miembros de su Gobierno: el viceprimerministro económico, Viktor Jristenko; el titular de Exteriores, Igor Ivanov, y el de Ferrocarriles, Nikolay Axionenko. Pero su séquito es mucho más numeroso, pues sólo el equipo encargado oficialmente de su seguridad está formado por 70 personas. La obsesión por la seguridad parece una segunda piel en los líderes rusos, y Putin, que fue miembro del KGB durante más de 15 años, no es una excepción.
La visita de Putin está catalogada como oficial y no de Estado, lo que supone, por ejemplo, que la cena de anoche con los Reyes no fuese de gala, y que al final no hubiera discursos, sino brindis. De haber sido visita de Estado, el matrimonio Putin habría debido alojarse en el Palacio de El Pardo y no en un hotel de lujo. También ello explica por qué la Reina no acompañará hoy a la primera dama rusa en su visita a Toledo, aunque doña Sofía sí le mostró el Palacio de Oriente mientras los dos jefes de Estado conversaban.
Liudmila, licenciada en filología hispánica, demostró su dominio de esta lengua expresando en castellano, durante el recorrido que la pareja hizo por las salas de Velazquez en El Prado, su deseo de que haya pronto un instituto de ruso en España Lo que sí está previsto abrir el año próximo es la delegación en Moscú del Instituto Cervantes, cuya sede en Alcalá de Henares (Madrid) visitó ayer Liudmila.
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