"El aprendizaje musical en Madrid goza de un nivel alto"
Abrir espacios a una música que, sin el ordenador, no se podría conseguir. Eso hace Lola Fernández (Córdoba, 1961), una compositora empeñada en descubrir los nuevos caminos que ofrece la tecnología. El resultado es la música electroacústica, que no sólo fusiona ritmos, sino arte: poesía, danza y pintura. La pasión que imprime en su trabajo ha llevado a Lola, pese a las dificultades, a realizar algunas grabaciones personales, de las cuales una ha sido incluida en un recopilatorio de músicos españoles. "Pero no tiene ninguna intención comercial", dice. Recientemente, Lola ha participado en un ciclo organizado por la editorial Crisol para mujeres poetas. Su música ha acompañado los versos.Pregunta. ¿Por qué su interés en fusionar la música?
Respuesta. Yo creo que mi trabajo se enriquece si puedo nutrirme de otras cosas.
P. ¿Cómo define la música electroacústica que compone?
R. Es una música que se consigue manipulando el sonido. Y no es cierto que los ordenadores vayan a sustituir a los músicos en directo. El directo siempre va a tener público, siempre va a ser aprovechado. Lo que sí ocurre es que hay un empobrecimiento en la música pop, por ejemplo. No se esmeran en que los arreglos estén hechos por músicos, sino por ordenadores.
P. ¿Tiene futuro comercial la música electroacústica?
R. Esta música no es comercial, tiene un público muy reducido. Reconozco que a veces puede resultar aburrida, y eso es un problema, porque aleja a la gente. Yo intento que sea diferente; utilizo las técnicas de trabajo de la electroacústica, pero trato de que llegue al público. Y que no sea el chimpum ése del pop.
P. Usted acaba de terminar una obra con voces de niños de cero a tres años...
R. Grabé sus manifestaciones vocales y luego las manipulé e hice un montaje rítmico. El resultado es que parece que los niños hubieran estado dirigidos en un estudio. Y eso, precisamente, es lo que hace el ordenador. De otra manera, no se habría podido hacer.
P. Su campo de trabajo se extiende también al flamenco.
R. Lo que hago es intentar acercar más el flamenco a la gente. Históricamente se ha transmitido siempre de forma oral, pero creo que la labor de compositores y músicos es enseñar mediante la escritura y sistematizar su estudio. Esta labor la llevamos a cabo en un instituto de pedagogía de la improvisación que lo que viene a hacer es formar músicos que puedan tocar con o sin partitura.
P. ¿Hay soporte humano en Madrid para este tipo de estudios?
R. Madrid tiene bastantes conservatorios y escuelas de música. Aquí se puede hacer una labor pedagógica importante, pero la calidad de los conservatorios es bastante irregular. Hay mucho potencial humano que cuenta con un nivel alto de aprendizaje musical, pero la enseñanza pública se está quedando sin dinero.
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