"El arte no puede ser sólo la vanguardia occidental"
Julián Zugazagoitia sabe que su nombre despierta curiosidad. En Nueva York empieza a sonar con regularidad en los círculos artísticos como el último fichaje del museo Guggenheim, desde que hace siete meses se convirtiera en la mano derecha de su director, Thomas Krens. En España, evoca la memoria de su abuelo, ministro del Interior de la República, fusilado por Franco al final de la guerra civil. Mexicano, de 36 años, Zugazagoitia se encargará a partir de ahora de una constelación de museos con ambiciosos proyectos: crear un nuevo polo cultural en Manhattan de 900 millones de dólares (unos 155.000 millones de pesetas), consolidar la colección del centro de Bilbao y sobre todo seguir divulgando la visión del arte, más cosmopolita y, según algunos, demasiado comercial, de su polémico director. La planta noble de las oficinas del Guggenheim, pegadas al edificio de Frank Lloyd Wright, en la Quinta Avenida, es un caos. El museo está reorganizando la administración de sus sedes en Manhattan, y Zugazagoitia prefiere sentarse en el primer despacho libre que encuentra al final del pasillo, donde el jefe de relaciones públicas, Scott Gutterman, está terminando el último resumen de prensa. Todo es silencioso y pudiente en este octavo piso. Por las ventanas asoman los árboles de Central Park. Éstos han sido unos meses bastante intensos para el ayudante ejecutivo de Krens: nueva ciudad, nuevo puesto, y hace siete semanas, nueva paternidad, Alex, el primer fruto de su matrimonio con su mujer francesa, Tasha.
Una revelación
"Todavía estoy adaptándome al ritmo de la ciudad. Esto es tan distinto...", comenta con una gran sonrisa. Alto, amable y siempre sonriente, Zugazagoitia desgrana detalles de su vida con la tranquilidad de un hombre con suerte. Empezó a pensar en el Guggenheim hace dos años, cuando todavía trabajaba en la Fundación Getty. "Fui a ver el museo de Bilbao poco antes de que se inaugurara el Getty Center de Los Ángeles, y tuve una revelación. Se lo comenté entonces a nuestra directora en tono de broma. Pensaba que el edificio de Gehry transmitía más dinamismo que la concepción clásica del Getty. Poco a poco fui internalizando esa broma y empezamos un diálogo. Era natural estar aquí, por mis orígenes vascos".
Unos orígenes que mucho tienen que ver con la guerra civil española y la llegada del nazismo. Su padre, profesor de matemáticas en la Univeridad de México, ahora retirado, es uno de los cinco hijos de Julián Zugazagoitia, que ocupó las carteras de Defensa e Interior durante la República y tuvo que huir a Francia tras estallar la guerra civil. En París fue arrestado por la Gestapo, entregado al régimen de Franco y fusilado. "Fue una auténtica injusticia, porque mi abuelo salvó muchas vidas del otro bando cuando era ministro del Interior". Poco después, su viuda emigró a México, donde murió sin volver a España. La historia se repite por parte materna. "Mis otros abuelos eran judíos alemanes de Berlín. Huyeron a Francia en 1933, tras la llegada de Hitler. Con la guerra, siguieron huyendo y llegaron a México".
Francia, país de tránsito en su historia familiar, se convirtió en el lugar de residencia de Zugazagoitia al terminar sus estudios de Filosofía en la Sorbona y de Historia del Arte en la Escuela del Louvre. Durante ocho años se ocupó desde París de los programas de restauración de la Fundación Getty en Europa, África y Oriente Próximo, cargo que compaginó por un tiempo con la dirección artística del Festival de Spoleto (Italia) para las artes plásticas. En su nuevo puesto satisface la pasión por el arte contemporáneo, que descubrió justamente en Nueva York, cuando era todavía adolescente. "Te permite tener un contacto directo con los artistas. Con la interpretación del mundo visto a través de una obra de arte".
En estos momentos está organizando una exposición de arte brasileño para el 2001. "Hasta ahora hemos mirado sobre todo hacia el este, por lo de Bilbao, Venecia y Berlín (las tres sedes europeas del Guggenheim), pero vamos tratar de ampliar nuestro panorama, volverlo más global. Estoy convencido de que éste es el museo que tiene la mejor visión del futuro".Una visión que articula, organiza y promueve su polémico director, Thomas Krens, al que Zugazagoitia se refiere a menudo en la conversación con un cariñoso Tom pronunciado a la americana. "Reconozco que es una persona difícil, pero no a título personal. Profesionalmente es un hombre de una gran exigencia, de un gran compromiso. Yo funciono muy bien con el reto. Con él no hay dos formas de funcionar: o estás dentro o no estás. Es muy generoso con sus ideas, no tienes más que seguir la ruta que te indica".
No todo el mundo comparte esta opinión. Krens ha sido a menudo criticado por organizar exposiciones que no cuadran muy bien con un cierto concepto de museo de arte moderno. Muestras como la historia de las motos, el arte en China o la que acaba de inaugurarse en Nueva York sobre las obras significativas de principios de siglo han sido a veces criticadas como operaciones más comerciales que artísticas. "Puede parecer que, superficialmente, es comercialización, pero es una reflexión mucho más completa. En los cinco últimos años hemos organizado eventos de gran diversidad, como las exposiciones de artistas vivos, con Nam June Paik o Francesco Clemente, o la retrospectiva histórica de 1900, pero también nos hemos abierto a nuevos territorios. El arte no puede ser exclusivamente la vanguardia occidental, también es arte chino o africano, arte de diseño y de industria. Es bueno para atraer otro tipo de público".
Proyecto Manhattan
La última aventura de Krens es la construcción de un nuevo Guggenheim en la parte baja de Manhattan, a orillas del distrito financiero, un proyecto que todavía no ha sido aprobado por la ciudad y que costaría unos 900 millones de dólares. Hace unas semanas el museo desveló los proyectos de esta nueva sede, parecida a la de Bilbao (aunque todo el mundo en el Guggenheim se empeña en negarlo) y obra del mismo arquitecto, Frank Gehry. "Es otro gran proyecto. Bilbao fue una gran idea y una gran apuesta. La gran calidad del museo de Bilbao es que se hizo muy rápido y no hubo compromisos. Será, sin duda, diferente en Nueva York. Éstas son sólo primeras maquetas. De aquí a la realización habrá muchos cambios".
Zugazagoitia niega que Bilbao sea una mera prolongación geográfica de Manhattan, donde se toman todas las decisiones. "Hoy en día cuesta tan caro montar una exposición que tienes que compartirla en dos o tres sedes para que la gente pueda verla. Es como el cine: si sólo lo distribuyes en una sala no puedes hacer una película de 100 millones de dólares. Lo importante es que esté en todas partes. El cine es arte de la reproducción, nosotros tenemos objetos únicos y debemos darles una visibilidad mayor. Hay exposiciones en Bilbao que no vienen aquí, como la de Warhol. Lo que intentamos hacer ahora es crear una colección propia. Lo que se ha comprado son obras clave y grandes, porque el espacio te lo permite, como las esculturas de Richard Serra".
En 1981, Zugazagoitia visitó España por primera vez acompañado por su padre. "Fue un viaje muy emotivo. Él recordaba sitios muy concretos de su infancia". Desde entonces ha vuelto muchas veces. El pasado noviembre ya lo hizo como nuevo ejecutivo del Guggenheim. "El hecho de que mi nombre fuera vasco hizo que me acogieran aún mejor. Espero que sientan que tienen un vasco a este lado del Atlántico".
Babelia
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