Aznar y Amato tratarán de resolver hoy el conflicto de los mafiosos italianos

El Gobierno español está dispuesto a estudiar, en el marco del Acuerdo de Schengen, una solución para el problema planteado por la negativa de los tribunales españoles a extraditar a los mafiosos italianos condenados en rebeldía en su país, según fuentes de La Moncloa. Este punto será el más importante de la novena cumbre bilateral que hoy y mañana se celebra en Nápoles. En cualquier caso, la delegación española insistirá en que se trata de un "tema judicial" que escapa a las competencias del Ejecutivo dirigido por José María Aznar.

Hasta ahora, las autoridades españolas han anulado más de un millar de órdenes de busca y captura contra mafiosos italianos condenados en rebeldía en su país, siguiendo los dictámenes del fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño. El Tribunal Constitucional ha dictado tres sentencias en las que da la razón a Fungairiño, frente al criterio de la propia Audiencia Nacional, y declara que los juicios celebrados en Italia sin presencia de los acusados carecen de las necesarias garantías.La actitud del Gobierno de Madrid, similar a la que mantuvo Francia ante ETA hasta hace pocos años, es la de considerar que se trata de un problema exclusivamente italiano, pero la doctrina de los tribunales españoles, sin parangón en Europa, amenaza con convertir España en un refugio seguro para la Mafia.

Para España, la solución preferida es que Italia acepte, como ya hace Francia, que también dicta sentencias en rebeldía, repetir los juicios a los mafiosos que sean extraditados. Roma sostiene, sin embargo, que su sistema judicial, de larga tradición, es plenamente respetuoso con los principios del Estado de Derecho y no requiere modificación alguna.

Como sucedió con la visita que Aznar realizó a Grecia los pasados martes y miércoles, buena parte de la reunión de Nápoles se dedicará a preparar la cumbre europea que se celebra el 19 y 20 de este mes en Oporto (Portugal), de la que debe salir el temario de la Conferencia Intergubernamental. Como países grandes, España e Italia comparten la necesidad de modificar el sistema de toma de decisiones en la Unión Europea (UE), para que tengan más peso los Estados más poblados.

Recelos mutuos

Las relaciones entre los dos gobiernos siguen dominadas por los recelos mutuos, y no sólo por su diferente signo político -en Roma gobierna la coalición de centro-izquierda El Olivo y el líder de la oposición de derechas, Silvio Berlusconi, elogia sin recato a Aznar- sino también porque España aspira, de forma más o menos abierta, a desplazar a Italia como el cuarto país en importancia de la UE.

Aunque el peso económico de Italia sigue aventajando con mucho al de España, pese a sus grises resultados de los últimos años, su crónica inestabilidad política -agudizada recientemente con la pérdida de las elecciones regionales y los referendos de la reforma institucional por los partidos que apoyan al Gobierno- le resta protagonismo exterior.

Pese a ello, Italia y España han decidido apoyarse mutuamente para que la primera ocupe uno de los asientos no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU en el bienio 2001-2002 y la segunda lo haga en el siguiente. Los ejércitos de ambos países colaboran en Kosovo, donde el batallón español está encuadrado en la división italiana. Sin embargo, la toma del mando de todas las tropas de la OTAN por parte del general español Juan Ortuño no ha dejado de suscitar celos. Los ministros de Defensa, Federico Trillo-Figueroa y Sergio Mattarella, estudiarán un incremento de sus respectivos contingentes en los Balcanes.