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Maragall afirma que Cataluña vive una crisis de liderazgo público y privado

Enric Company

Aunque se esté en la oposición, se puede ejercer el liderazgo social y político y eso es lo que Pasqual Maragall intentó ayer. Escogió un foro relevante, el Círculo Financiero radicado en La Caixa, para reclamar a las fuerzas económicas que se pongan en acción "para no perder pie en la nueva economía". El jefe de la oposición socialista al Gobierno de Jordi Pujol evitó dar una visión negativa de la situación del país, pero advirtió que entre "las cosas que fallan" están, a su juicio, "el liderazgo público y privado, "el dinamismo de los emprendedores" y "la voluntad de asumir riesgos".

Maragall lleva meses lanzando el mensaje de que Cataluña no se está situando bien ante los retos del crecimiento económico y en particular de la nueva economía. Ayer hizo una exposición sistemática y detallada de su visión del momento catalán y reiteró el llamamiento a reaccionar para salir de la atonía, con un objetivo: "Pensar en grande y poner a Cataluña como centro de una eurorregión de 15 millones de habitantes".Cataluña está en un momento "de una cierta perplejidad colectiva", dijo Maragall a los 300 asistentes a la conferencia, provocado por la contradicción entre la "evidente buena marcha de su economía" y una "difusa y creciente preocupación" sobre sus posibilidades futuras.

Recurrió Maragall al reciente informe de la Cámara de Comercio de Barcelona y a citas de economistas y articulistas para ejemplificar los dos elementos de la contradicción. Su síntesis fue ésta: "No es que no vayamos bien, vamos más aprisa que antes. Pero vamos a un ritmo inferior al de otros que marcan el ritmo de la nueva economía". La consecuencia es, afirmó, que Cataluña "pierde capacidad de decisión económica", y se cuidó de precisar que eso no es exactamente lo mismo que perder capacidad económica.

Maragall respondió a las acusaciones de catastrofismo que le lanza Pujol. Dijo que el pesimismo y el catastrofismo serían una respuesta inadecuada porque nadie confía en quien no confía en sí mismo. Pero contraatacó afirmando que lo que no vale es "la ducha escocesa" que "alterna autosatisfacción [cofoisme] con victimismo", y si los indicadores avisan de que no hay motivos para el catastrofismo, también es cierto, aseguró, que "hay algunas cosas que no van bien".

Entre lo que falla en la Cataluña que se abre al siglo XXI, Maragall citó en primer lugar la capacidad de afrontar grandes proyectos y de gestionarlos. Después afirmó que fallan el dinamismo de los emprendedores y la voluntad de asumir riesgos, la acción estimuladora de los poderes públicos. Aunque había sido presentado de forma elogiosa por el presidente de La Caixa, Josep Vilarasau, y en la presidencia del acto se sentaba el director general, Isidre Fainé, agregó: "Hay un déficit de visión estratégica de país en la clase dirigente económica y política". Todo ello, continuó en alusión a Pujol, "acompañado de un liderazgo muy aparatoso pero en el fondo insuficiente".

El ex alcalde de Barcelon hizo una extensa relación de las oportunidades de Cataluña: ser el principal centro de diseño industrial de Europa, referencia obligada de las escuelas de negocios, ser el centro logístico del sur de Europa, potenciar sectores industriales como el farmacéutico, el alimentario, los componentes del automóvil, etcétera. Pero para aprovecharlas, Cataluña debe resolver, afirmó, sus déficit de infraestructuras, de formación; fomentar las fusiones empresariales y dotarse de un Gobierno y una Administración de calidad, y, sobre todo, adaptar la economía catalana a la sociedad de la información y el conocimiento, incluyendo, en este aspecto, el marco financiero adecuado. Maragall lamentó que el Gobierno catalán sea incapaz, según él, de trazar estrategias que aúnen los esfuerzos de los agentes económicos y los poderes públicos en esta dirección.

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