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La ONU da por roto el silencio contra las crecientes agresiones que sufren las mujeres

Desde la cumbre de Pekín se ha desarrollado la legislación contra la violencia doméstica

Gabriela Cañas

La violencia contra las mujeres es quizá el asunto que más cambios ha vivido desde la cumbre de Pekín, celebrada en 1995. La sesión extraordinaria de la ONU que se celebra esta semana en Nueva York bajo el epígrafe de Mujeres 2000 así lo constata, aunque, lamentablemente, dichos cambios no se refieren a su erradicación. El panorama ha variado porque no sólo se ha roto el silencio frente a estas agresiones, sino que la comunidad internacional y muchos países han legislado contra la violencia que sufren las mujeres.

La violencia contra el sexo femenino empieza incluso antes de nacer, como ya constató la ONU durante la Cumbre de Pekín. Entonces se calculó que en Asia faltan cien millones de mujeres que, de no mediar abortos o infanticidios, habrían nacido de forma natural. Estudios más recientes demuestran que son varones dos tercios de los nacidos en China en familias de hijos únicos. Después de nacer, el panorama para niñas y mujeres es desolador. Dos millones de ellas sufren cada año la ablación genital, en Bangladesh decenas de adolescentes son atacadas por sus parejas con ácidos que les deforman la cara y en la India mueren anualmente 6.000 mujeres porque sus familias políticas consideran la dote insuficiente. En los últimos cinco años se ha demostrado que los países más desarrollados no escapan de la pesadilla. En Canadá y el Reino Unido, el 30% de las mujeres han sido maltratadas por su pareja, y en España fallece como mínimo una mujer cada semana a manos de los hombres con los que conviven.

Unifem, la agencia de la ONU para el Desarrollo de la Mujer, advierte de que los datos disponibles no pueden tomarse al pie de la letra, pero sí evidencian la dimensión catastrófica del problema. Dependiendo de cada país, la violencia afecta del 10% al 50% de las mujeres adultas. En términos generales, el 20% de las mujeres han sufrido maltrato por parte de sus parejas masculinas.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, asegura que este problema va en aumento, un aspecto en el que no hay acuerdo. Unos consideran que es así debido a la reacción contra la paulatina e inexorable emancipación de la mujer, y otros sostienen que no se pueden comparar situaciones porque antes no había estadísticas. "Lo importante es que se ha roto el silencio", dice Noeleen Heyzer, directora ejecutiva de Unifem, que ha presentado en Nueva York un completo informe sobre los progresos alcanzados por la mujer en el año 2000.

Para Heyzer, la batería de medidas legislativas emprendidas es un importante avance para erradicar la violencia de género. La violación se incluyó como crimen de lesa humanidad en los estatutos de los tribunales establecidos por el Consejo de Seguridad de la ONU para los delitos cometidos en la ex Yugoslavia y en Ruanda, y el Estatuto Internacional de la Corte Penal Internacional de 1998 tiene en cuenta cuestiones relacionadas con el género. Muchos países han reformado su legislación para luchar contra la violencia doméstica, empezando por considerla igual que la ejercida por un extraño. Es el caso de Austria, Bielorrusia, México o Portugal, entre otros.

"Es importante destacar que durante este tiempo jueces y abogados han tomado conciencia de este problema. Cada vez hay más hombres denunciándolo y es destacable que la policía haya empezado a trabajar en muchos países de forma diferente", explica Noeleen Heyzer.

Ayudas y parches

Frente a un problema de tales dimensiones, parecen simples parches los programas que los gobiernos, la ONU y las ONG han puesto en marcha en diversas zonas del planeta. Hace dos años, la ONU estableció para Unifem el Fondo Trust para sufragar campañas encaminadas a erradicar la violencia contra las mujeres. Con estas ayudas se intenta, por ejemplo, luchar en Kenia contra la ablación del clítoris, una práctica que en 1996 se intentó prohibir sin éxito. También se pudo trabajar en Bosnia-Herzegovina, donde la violencia doméstica aumentó tras la guerra. Y con los mismos fondos se analizó la mentalidad de la mayoría de los jueces indios, que ven justificado el bofetón de un hombre a su esposa cuando ésta "se ha comportado indecentemente" o no ha atendido "sus obligaciones domésticas".

"Una vez un periodista me preguntó: ¿De qué estamos hablando cuando las mujeres reclaman los derechos humanos?", contaba el lunes la esposa del presidente de Estados Unidos y candidata al Senado, Hillary Rodham Clinton. "Yo le dije: 'Cierre los ojos y piense en sus propios derechos como ser humano. El derecho, por ejemplo, a vivir sin temor a la violencia de tus seres más queridos".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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