El juez divide Microsoft en dos
La firma informática debe escindirse en una de sistemas operativos y otra de Internet y programas
En una decisión histórica para la economía de Estados Unidos y para la revolución tecnológica, un juez de Washington condenó anoche a Microsoft a la división en dos empresas, una que fabrique y venda el sistema operativo Windows y otra que se ocupe del resto de programas informáticos y actividades de Internet.Estimando que Microsoft "no es digno de confianza", el juez Thomas Penfield Jackson optó por su partición como castigo y remedio a su comportamiento monopolista. Es lo que pedía la parte demandante, el departamento de Justicia del Gobierno de EEUU, cuya titular Janet Reno aplaudió el criterio del magistrado. Bill Gates, presidente y cofundador del gigante informático, anunció desde Seattle, sede de la compañía, que apelará la decisión judicial, que considera el equivalente a la "pena de muerte empresarial". Gates se declaró convencido de que su empresa ganará las apelaciones. El fallo de Jackson, dijo, es "inconsistente con las decisiones judiciales, con el juego limpio y con la realidad del mercado", y constituye "el intento más masivo de regulación gubernamental de la industria de la tecnología".
En cualquier caso, la segregación de Microsoft no es inminente. El juez Jackson falló que el fabricante de Windows puede seguir operando intacto hasta que culmine, con toda probabilidad en el Tribunal Supremo dentro de uno o dos años, el proceso de recursos y apelaciones. Pero en los próximos cuatro meses tiene que presentar un plan teórico de segregación en dos. La decisión del juez Jackson, que también ha impuesto medidas cautelares sobre algunas las prácticas comerciales de Microsoft, es la más dura adoptada contra una empresa de EE UU desde que, enfrentada a un proceso judicial semejante, la compañía telefónica AT&T aceptó a comienzos de los años ochenta dividirse en pequeñas firmas regionales. Jackson concedió una victoria en toda la regla al departamento de Justicia de EE UU que, apoyado por 20 Estados, inició en 1998 acciones legales contra Microsoft por presunta violación de las leyes contra los monopolios.
Malas artes
El elemento inicial de la batalla fue el hecho de que Microsoft, al regalar Explorer, su navegador por Internet, aplastó con malas artes comerciales a Netscape, la firma pionera en la singladura por el ciberespacio. A finales del pasado abril, Justicia, con 17 Estados a bordo, solicitó al juez Jackson la división de Microsoft en dos firmas: una que se dedique exclusivamente a la fabricación y venta del sistema operativo Windows; otra que fabrique y venda el resto de los programas de Microsoft, como Office, y se ocupe de sus negocios en Internet. Esa fórmula es la que retuvo el juez. En su sentencia, de 23 páginas, Jackson escribió: "Microsoft, tal y como está organizada y dirigida en la actualidad, es incapaz de admitir que ha violado la ley o de aceptar una enmienda de conducta". El juez impuso también una larga serie de restricciones a Microsoft de aplicación a partir de septiembre. Entre ellas, cobrar un mismo precio por Windows a todos los fabricantes de ordenadores y permitir que cada uno de ellos organice como desee los escritorios. Gates también se ve forzado a separar, si lo desean sus clientes, Windows del navegador Explorer. No estaba claro anoche si Microsoft efectuará directamente su apelación ante el Tribunal Supremo, como le sugiere el juez Jackson para ganar tiempo, o pasará por la etapa intermedia del Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia.
Jackson ya sentenció el pasado 3 abril que la firma de Gates violó las leyes contra los monopolios de EE UU al pretender extender al mundo de la navegación por Internet la aplastante posición que ocupa con Windows en el mercado de los sistemas operativos para ordenadores personales. Tras ese fallo, el juez abrió el llamado período de castigo, anunciando que, para evitar daños a los mercados financieros, intentaría acelerarlo todo lo posible. El juez de Washington, un conservador que militó a favor de Richard Nixon y fue nombrado para su cargo actual por Ronald Reagan, cumplió su promesa de rapidez. Pidió a las dos partes que propusieran remedios para el problema planteado por la ilegalidad del comportamiento monopolista de la empresa.
Con el fiscal Joel Klein al frente, el departamento de Justicia fue directo al grano. Apoyado por 17 Estados, Klein argumentó el 28 de abril que sólo la partición de Microsoft puede devolver la plena competencia al mundo de la programación informática y beneficiar a los consumidores y la innovación tecnológica. Microsoft, que no acepta haberse comportado ilegalmente, calificó de "extremista" y "radical" la propuesta al juez. Como alternativa, la firma de Gates ofreció moderar sus prácticas comerciales, incluyendo la fijación de un precio único para sus productos. También aceptó eliminar el icono del navegador Explorer del escritorio de Windows.
Condena pública
Esas concesiones parecieron ridículas al departamento de Justicia. También al juez Jackson, que sorprendió a todo el mundo al sugerir que una partición en tres podía ser una solución aún mejor. Tras diversos retoques a las respectivas alternativas efectuados a petición del juez por el departamento de Justicia y Microsoft, el caso estaba ayer listo para sentencia. Desde el último papel enviado a su tribunal por Microsoft, el martes, a la decisión anunciada anoche por Jackson no pasaron ni 24 horas.
Jackson comunicó públicamente la condena a Microsoft a partir de las 10 de la noche, hora española, una vez que Wall Street había cerrado. Pese a la decisión, Microsoft, que cotiza en el índice Nasdaq, ganó un 1,26% en Bolsa. Gates, que se temía lo peor, suspendió ayer las reuniones que, por asuntos ajenos al caso, iba a celebrar con Lawrence Summers, el secretario del Tesoro, y William Daley, secretario de Comercio, y regresó en su avión particular a Seattle. [La sentencia en castellano puede leerse en www.elpais.es]
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.