_
_
_
_

El futuro se juega en Mitrovica

Los ataques contra la minoría serbia en acciones incontroladas de la mayoría albanesa debilitan aún más la precaria estabilidad que vive Kosovo. Es una inquietud reconocida por la UE, EEUU y la ONU, y que indigna a Rusia. "Deshonra a todos los albaneses de Kosovo, no sólo a sus autores". Por esas palabras Veton Surroi, editor del periódico Koha Ditore, ha recibido una amenaza de muerte de la agencia de prensa del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK). Tanto el responsable de la política exterior de la UE, Javier Solana, como una delegación del Consejo de Seguridad de la ONU, que visitó la provincia a finales de abril, se han hecho eco recientemente del grave peligro que comporta la espiral de violencia.Los representantes moderados de la comunidad serbia, que encabeza el obispo Artemije, se muestran muy decepcionados ante lo que ellos consideran una violación de la resolución 1.244 de la ONU y consideran que en esas condiciones es inútil participar en las elecciones municipales previstas para octubre. La UE defiende la importancia de que los comicios se celebren pese a que el censo de inscripción es nulo en el caso serbio y lento en el de albaneses. No se descarta un retraso. El verano se avecina políticamente muy caliente ante el probable retorno de más refugiados albanokosovares a los que en teoría se les tendrá que dar cobijo. Datos de la agencia de la ONU para refugiados (ACNUR) indican que hasta el 23 de mayo habían regresado 1.390.000 a sus casas. Se calcula que otros 200.000 todavía no han retornado. La comunidad serbia que vive todavía en la provincia está cifrada entre 80.000 y 100.000, según la fuerza de interposición (Kfor). Hay también abundantes quejas de las otras dos pequeñas minorías (gitanos y turcos), que afirman que sus derechos no son respetados.

En Mitrovica, señalan los observadores internacionales, puede estar jugándose el futuro de Kosovo. Es urgente el refuerzo de los efectivos de la Kfor y la tarea de aproximar a las dos comunidades para acabar con una ciudad separada por un puente que protegen soldados franceses. E igual de apremiante es poner freno a los desmanes cometidos por los miembros más radicales del UCK.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_