La 'niña de cristal' inicia la búsqueda de Jonathan a través de Internet
La joven Vanessa Jiménez, conocida como la niña de cristal, ha puesto en marcha la búsqueda del desaparecido Jonathan Vega Barrull a través de Internet. Vanessa, que dispone de una página personal en la red, ha cursado un SOS, junto a la fotografía del niño de tres años del que no hay el menor rastro desde el pasado 27 de mayo, cuando fue con una tía y dos primos a un hipermercado de San Fernando de Henares. Mientras tanto, familiares del chiquillo han ampliado el radio de búsqueda y se han desplazado a Salamanca, Zamora y Huesca para pedir la colaboración de la colonia gitana existente en estas provincias.Vanessa Jiménez, de 18 años, que sufre una rara enfermedad degenerativa incurable, que hace que sus huesos sean tan frágiles como el cristal, se hizo conocida cuando hace un año recorrió España con su madre, Margarita García. Pretendía así impulsar una iniciativa legislativa popular a fin de que se proporcione una pensión a los menores con enfermedades crónicas.
Vanessa, que reside con su madre en el barrio de Vicálvaro, dispone de una página en Internet, en la que recibe abundante correo electrónico de niños e incluso personajes famosos. Sensibilizada por el caso de Jonathan y, tras hablar con la familia del chiquillo, ha incluido la fotografía de Jonathan y un texto en el que entre otras cosas ruega: "Si le veis, podéis llamar urgentemente a la policía, 091, y si queréis me escribís un correo, que yo rápidamente les pongo en contacto. Gracias, y ojalá que Jonathan aparezca pronto. Su mamá está muy mal".
La abuela se moviliza
Diez días después de la desaparición del chiquillo, no hay la menor pista de él, lo que hace aumentar la angustia entre su familia, residente en el mísero poblaco gitano de Las Castellanas. Inmaculada Carbonell, la abuela del niño, se trasladó ayer a Salamanca para requerir la colaboración de los gitanos que viven en esta ciudad y repartir carteles con la foto de Jonathan.
Rosa Barrull, la madre del niño, estaba ayer aún más destrozada. "Por favor, pido al que tenga a mi Yoni que le deje libre, que nos llame y diga dónde le deja y nosotros no queremos saber nada más", ruega esta mujer, de 21 años,viuda y madre de tres hijos.
Después del tiempo transcurrido, Rosa asegura que Jonathan no ha sido secuestrado por dinero y tiene la sospecha de que pudiera estar en manos de otra familia gitana. Sin embargo, afirma que no tiene problemas ni enfrentamientos con ningún otro clan, por lo que descarta que se trate de una venganza.
La policía, por su parte, también carece de cualquier indicio que pueda servir para la localización del menor. Tampoco ha vuelto a llamar el hombre de "voz ronca" que telefoneó a los Barrull -aunque nunca expresó ningún tipo de exigencias- durante los dos primeros días de la desaparición de Jonathan.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.