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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

De la plaza de la Paja

Me alegro de que, al fin, Luis Torina sea feliz porque al bar La Boca del Lobo le han dado licencia para seguir funcionando. Por desgracia, yo comparto la opinión que Alberto García expresa el día 30 en su carta: los barrios del centro se deterioran.Mi plaza, la de la Paja, es una plaza preciosa y era una maravilla vivir en ella hasta no hace mucho tiempo.

Pero hete aquí que, para darle color y ambiente a Madrid, parece que lo único que se le ha ocurrido a nuestros munícipes es permitir la proliferación incontrolada de tabernas, bares y cafés que, además, en cuanto llega el buen tiempo, invaden las calles (sospecho que sin licencia alguna, pero, a la vez, creo que sin ningún problema), dejando el espacio para los peatones que no quieran pagar 450 pesetas por un refresco reducido a la más mínima expresión. Quiero poder escuchar la música que elija y a la hora que quiera, no la que elija el dueño del pub de turno y a las tres de la madrugada. No quiero soportar los gritos de los clientes de las terrazas que, sin control, han instalado debajo de mi casa y por doquier. No quiero tener que escuchar, cada día y varias veces a cada uno de ellos, cantantes de flamenco, un plañidero que año tras año destroza las mismas canciones acompañado (¿?) de una guitarra, un saxofonista que intenta reproducir notas de kasachock (año tras año y dos o tres veces cada noche). No quiero tener que soportar cada domingo (sólo nos libramos si llueve), durante todo el día, y todos los domingos del año, a una colección de percusionistas que terminan poniéndonos la cabeza como un tambor.

Quiero poder volver a mi casa sin el miedo de asomarme a mi plaza pensando: ¿qué me esperará hoy? ¿Es mucho pedir?

"No son los bares los que provocan el ruido". Eso igual pasa en otros países, pero aquí ni los bares están aislados acústicamente, ni respetan los horarios, ni cuidan de que la gente no se concentre a las puertas del local, ni la gente está educada en que para entenderse no hay que gritar y que el civismo y la educación es algo que tenemos que llevar siempre encima.

Por favor, señores munícipes, hagan algo, aunque, para empezar, sólo sea hacer respetar las leyes. ¿O sólo les interesa el bienestar y progreso de los hosteleros?- .

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