Se busca mano de obra extranjera
En Lleida se practica el canibalismo laboral: dícese cuando las empresas reconocen que se roban trabajadores de unas a otras porque no hay mano de obra. Se ha pasado de convivir décadas con el paro a necesitar inmigrantes, sobre todo del Este de Europa, una novedad que algunos interpretan que tiene tintes xenófobos. El conflicto es tan reciente como las declaraciones del consejero de Trabajo de la Generalitat, Lluís Franco, quien afirmó el pasado martes que Cataluña necesitaba 23.000 especialistas y que habría que buscarlos en el extranjero, declaración que refrendó días después el propio Jordi Pujol. Los sindicatos han respondido con contundencia: el sistema falla, no puede ser que Cuenca no conozca las necesidades de Barcelona. El Consejo Económico y Social (CES) pone el dedo en la llaga en un informe sobre movilidad geográfica: los servicios públicos de empleo no funcionan y el 85% del empleo se ha gestionado al margen de las ofertas del Inem. En Lleida, los sindicatos están observando la existencia de un entramado de empresas cuya única finalidad real es traer trabajadores del Este. "Todo lo que son trabas para traer africanos se quiere convertir en ventajas para traer trabajadores blancos del Este", apunta Dionis Oña, de la UGT de Lleida.En el mes de abril, la tasa de paro en España estaba en el 9,51%, mientras en Lleida (4,27%), Tarragona (4,85%) y Castellón (4,86%) seguía su progresión a la baja, al tiempo que Girona (4,94%) se incorporaba al pelotón del pleno empleo, consideración que se hace cuando la tasa de paro baja del 5%. La evolución parecía razonable con la marcha de la economía, pero de golpe el paro se ha convertido en un problema del pasado. Ahora falta trabajo. A lo sucedido en Cataluña se unen las reclamaciones en Aragón, Valencia o Navarra, donde el empresariado local dice que falta mano de obra, cuando la patronal de la hostelería reclama hasta 100.000 puestos de trabajo de forma urgente; 20.000 de ellos, en la Comunidad Valenciana. Las listas de necesidades sustituyen a las del paro: hacen falta soldadores, fresadores, alicatadores, camareros, ingenieros, informáticos... ¿De qué han servido tantos miles de millones en cursos de formación? ¿Ha fallado el sistema?
Mano de obra extranjera
Lleida ilustra muy bien el problema, porque está situada claramente a la cabeza de España con la tasa más baja de paro. Sin embargo, el empresariado local es una pura queja y describe un panorama sorprendente: "Tenemos auténticos problemas para encontrar trabajadores en ciertos sectores, sobre todo en construcción, hostelería, metal y madera", confirmaba Ignacio Martí, gerente de la patronal. "La situación es preocupante: tenemos un déficit para ahora mismo de entre 1.800 y 2.000 trabajadores, sobre todo cualificados. Las empresas se están robando especialistas, se está llegando a pactos privados entre trabajadores y empresas, los sueldos están subiendo por las nubes. Un oficial de segunda en la construcción cobra entre 350.000 y 400.000 al mes, un yesero está en las 750.000 mensuales, un alicatador pasa del medio millón. Nos faltan 100 ingenieros industriales. Los empresarios viajan a los países del Este para traerse de forma particular contingentes de trabajadores".
Semejante radiografía la corrobora un empresario de la construcción, Santos Salazar, que está esperando la autorización para traerse trabajadores yugoslavos: "Fui personalmente a Galicia el pasado mes de diciembre a buscar gente, puse un anuncio y el Inem de Galicia me empezó a enviar cupos de especialistas, pero muchos no querían venir y algunos no me han servido. El sistema no funciona, así que me voy a traer gente de Yugoslavia, tengo los contactos hechos y los traigo con contratos de un año".
Otro empresario relataba cómo en una obra en Lleida el propietario tiene a tres marroquíes "simulando que la obra ha empezado para que los clientes que se acercan por allí a comprar un piso crean que todo sigue su curso previsto". En Lleida se ha observado desde hace cinco meses un aluvión de trabajadores del Este, polacos, rumanos, yugoslavos y ucranios. Los sindicatos reconocen información sobre al menos 300, pero no niegan que la cifra real es más alta. Jordi Pujol cuantificaba en 3.000 trabajadores extranjeros las necesidades de la provincia. "Las empresas hacen una oferta de trabajo y se comunican con la Administración central, no informan a la autonómica. Si pasado el mes no reciben respuesta, es decir, no hay trabajadores españoles en otras regiones para cubrir esos puestos, emprenden gestiones para contratar gente en el extranjero a través de consulados y embajadas. Así de fácil, sin cupos que valgan, sabiendo además que su oferta no será atractiva en el resto de España. Hemos detectado un contingente de 19 trabajadores ucranios viviendo en un piso de 90 metros cuadrados. Trabajan a destajo y cobran a tanto la obra, por debajo naturalmente de cualquier convenio. En algunos, la fecha del contrato de trabajo era anterior a la fecha del permiso de trabajo. La inspección ha mirado para otro lado, así que recurriremos a la fiscalía", afirma Dionis Oña, de la UGT de Lleida. Cinco cámaras frigoríficas que habitualmente empleaban a amas de casa en Lleida han solicitado ya contratar personal extranjero, "prioritariamente del Este".
En Tarragona, el panorama es similar, como en Castellón, Valencia, Baleares, Navarra y Aragón.
"Los datos son muy dispersos", declara José Luis Salido, de la patronal catalana, "pero es urgente una encuesta de las necesidades formativas y una limpieza del censo catalán. Se dice que en Lleida hay 6.000 parados, pero ¿dónde están? Hemos pedido hasta que nos den sus apellidos".
Los sindicatos tienen otra visión del asunto. "No niego la mayor", afirma Ciriaco Hidalgo, secretario de política institucional de la UGT de Cataluña. "Es cierto: ha bajado el paro y hay problemas en ciertas profesiones y oficios, en la medida en que los poderes públicos no han tomado las medidas para prevenirlo. Tenemos la generación joven mejor formada, pero está subocupada, léase en los sectores de distribución y servicios. Aquí se creó el modelo catalán, donde conviven el Inem y el Servicio Catalán de Colocación. Tenemos dos redes que además no están interconectadas. Y ninguna tiene comunicación con la red estatal. Es decir, Cuenca no conoce la oferta de Barcelona. Pero sí la conoce Montpellier. Hemos de estar abiertos a los procesos migratorios, pero si no se explica todo va a parecer que nos estamos volviendo locos, sobre todo cuando nuestras tasas de ocupación están por debajo de la media europea. Y eso a pesar de las formidables cifras gastadas en formación".
"Y es bueno saber algunos datos más", apunta Dionis Oña, de la UGT de Lleida; "se han firmado en abril 6.668 contratos, de los que son temporales 5.802; es decir, sólo 794 son indefinidos. Por tanto, ¿son contratos atractivos como para que venga gente de otras provincias a un sitio como Lleida, donde hay problemas de vivienda y la vida se está volviendo cara?".
Falta de previsión
"El crecimiento ha cogido desprevenidos a los empresarios, que no han planificado bien sus perspectivas de recursos. Eso nos hubiera permitido arbitrar los mecanismos oficiales para hacer la búsqueda de perfiles y los programas de formación", explica Xavier Casares, director de Trabajo de la Generalitat, quien está en desacuerdo con las críticas al fallo del sistema de formación. "Hemos gastado 50.000 millones de pesetas en los últimos años en formación, hemos formado del orden de 60.000 trabajadores que se han insertado en el mercado de trabajo, donde el paro ha decrecido de 350.000 a 160.000 trabajadores. Lo que sucede es que la demografía no nos acompaña y la economía está creciendo a un ritmo muy alto". Casares entiende que el sistema de buscar trabajadores en otras regiones no funciona: "Se hacen convocatorias, pero tenemos una cultura propia en cuanto a exigencias y movilidad".
¿Falla el sistema? El Consejo Económico y Social (CES) terminó en enero de 2000 un informe sobre la movilidad geográfica en España. El informe detalla una circunstancia preocupante: "La mayor parte de la oferta y demanda de trabajo se produce al margen del ámbito de actuación de los servicios públicos. El porcentaje de oferta de trabajo gestionada por el Inem apenas supone el 15% del total de colocaciones registradas". El CES juzga imprescindible "el intercambio transparente y fluido de información entre los distintos servicios públicos de empleo y las agencias de colocación".
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