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"Gora la Virgen del Carmen"

EDUARDO URIARTE ROMERO

Es una pintada modesta, sencilla, ya vieja, que supera los años por su honestidad, en una tapia baja frente al paso de peatones de la plaza que da al puerto en Santurtzi, que une y mezcla idiomas, con mensaje directo. Un encanto de pintada.

Nos demuestra que todavía hay sitio para la ingenuidad y el candor, malacostumbrados como estamos a las consignas y a los discursos barrocos, retorcidos y aberrantes. Lo contrario a aquel piropo a la Macarena, que le faltaba la capucha (o la vergüenza), o le sobraba copas y fanatismo al que lo lanzaba, y que rezaba: "¡Viva la Virgen de la Esperanza de la Macarena! ¡La virgen más guapa del mundo! ¡La Virgen que le da por ... a todas las vírgenes de España!".

Nos hemos acostumbrado a los discursos retorcidos y aberrantes, donde las cosas tienen un nombre rebuscado, donde a los muertos se les denomina "consecuencias del conflicto", donde vasco significa nacionalista y no todos, y donde los conceptos pueden alterarse al gusto del que manda. El lenguaje sencillo y directo ha desaparecido en la ampulosa y desnaturalizada retórica de todos los dictadores, y nos cambian los conceptos y significados. Cuando todos usábamos el término Euskadi (y a algunos les costó hacerlo), para demostrar quién es el que manda, alguien decidió que lo políticamente correcto es decir, como en el libro de estilo de EITB, Euskal Herria; como la llamaban los tradicionalistas (a los que finalmente se les hace justicia contra el neologismo de Sabino Arana).

Como el término Euskadi ya lo usábamos todos, lo importante es diferenciar, distinguir, segregar. "Tranquilidad en Iparralde porque ha quedado desconvocada la huelga de conductores del transporte blindado de dinero", decía el presentador de ETB. Supongo que la tranquilidad, en una huelga que afectó a toda Francia, era un poco más extensible. Y cuando hablan del tiempo y dicen que habrá chubascos tormentosos en determinada zona "del Estado" se puede imaginar a las sufridas funcionarias del negociado de licencias pesqueras sentadas ante sus mesas con los paraguas abiertos y los folios revoloteando. Desconocen que Estado es, por ejemplo, el Ayuntamiento de Durango.

Uno recuerda a un esforzado concejal que por no citar la palabra España utilizaba el término geográfico de "Península", y al pormenorizar localidades incluía algunas de Canarias y Baleares. Y en la retransmisión de una carrera ciclista, una y otra vez, se repetía "kosladakua" (el de Coslada), por no decir "el corredor español", lo que demuestra, porque esto hacen siempre, un enorme conocimiento de la geografía política española, digna de un aspirante al cuerpo de Correos. En cuanto a localidades, los locutores de los medios públicos vascos no tiene nada que ver con el déficit de la educación en Humanidades ahora denunciada.

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Por influencia de la ideología, el lenguaje público se fuerza y retuerce y lleva a que nos expresemos sólo de lo que quieren y como quieren. Uno se cansa del lenguaje que deforma y oculta la realidad. Por eso, viva el grito desesperado del que veía truncarse sus fiestas y que pintó "Gora la Virgen del Carmen". Y es que con su dinámica y con su diccionario no nos dejan capacidad de reflexión para hablar de la tragedia del paro en la comarca de Bilbao y en la Margen Izquierda, de la especulación inmobiliaria, de la locura consumista, del imperio del coche y el hormigón y de todo el resto de los problemas. Que tienen solución si nos dejaran palabras, tiempo y clima de reflexión.

¡Gora la Virgen del Carmen!, ¡Gora la normalidad!

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