Un francés que ama la lidia
Bartolomé Bennassar presenta 'Historia de la tauromaquia'
Francia es un país con miles de aficionados a la lidia. Bartolomé Bennassar (Nimes, 1929), profesor emérito de la Universidad de Toulouse-Le Mirail, es uno de ellos. Bennassar acaba de publicar la traducción al castellano de Historia de la tauromaquia, un libro que divulga el mundo de la lidia a los profanos y que consiguió una buena acogida en Francia, donde vio la luz en 1993.El libro ha sido publicado por la editorial Pre-textos y la Real Maestranza de Caballería de Ronda. "En el sur de Francia hay mucho interés por los toros. Es una distribución geográfica muy peculiar que va de Bayona a Arles. También hay gente aficionada dispersa por el país", señala Bennassar, que, aparte de su afición por la lidia, ha desarrollado una tarea formidable en el mundo del hispanismo.
Doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid y miembro de la Real Academia Española de la Historia, Bennassar ha dirigido sus investigaciones hacia el Siglo de Oro y la Inquisición. Cristóbal Colón y Franco también han merecido su interés de estudioso. Bennassar, que es autor de varias novelas, fue asimismo rector de la Universidad de Toulouse-Le Mirail.
El profesor rechaza la acusación de brutalidad que muchas personas lanzan contra el toreo. "Es una opinión relativamente superficial. Se podrían encontrar también otras actividades que pueden caer bajo la acusación de brutalidad, como la caza del zorro en Inglaterra. O la caza de ciervos. La lidia es la ritualización de un juego muy antiguo, que se codificó a partir del siglo XVIII", explica el profesor.
Seis capítulos
Bennassar recalca el carácter divulgativo de Historia de la tauromaquia. Los seis capítulos que integran el libro abarcan con su red los aspectos más variados del mundo de los toros (Los nobles y los otros: dos interpretaciones de la antigua tauromaquia; La invención de la tauromaquia moderna; Expansión y transformación del espectáculo taurino; La corrida a prueba de la coyuntura; El 'mundillo': una sociedad paralela; y La sociedad taurómaca y las ciudades).
Cada capítulo se divide en una serie de apartados. Algunos de ellos están dedicados a figuras de la lidia como Pepe Hillo, Paquiro, Antonio Ordóñez, Manolete y Manuel Benítez, El Cordobés. El capítulo dedicado a las ciudades se detiene en Madrid, Sevilla, Pamplona, Nimes, Arles y Vic-Fezensac. Otros apartados dan cuenta de asuntos tan variopintos como El laboratorio sevillano, Andalucía, cuna del toro de lidia, La difusión de la corrida española en América y en Francia o Una sociedad predominantemente sndaluza y con fuerte tendencia a la endogamia.
"El libro tiene la función de demostrar al público francés cómo se creó la tauromaquia. Faltaba una historia breve. La historia larga la tenemos en libros como el de Cossío", indica. Bennassar detiene su mirada en algunos de los toreros fundamentales en la evolución de la lidia. "Paquiro tuvo muchísima importancia. Fue una figura casi internacional en el siglo XIX. Había viajeros que iban a los lugares donde toreaba Paquiro para verle: Ronda, Málaga. El Puerto... Paquiro es una figura encuadrable dentro del Romanticismo", comenta Bennassar.
El profesor hunde su escalpelo en un torero tan discutido como El Cordobés. "La defensa que hago del Cordobés es muy matizada. A mí no me gustaba. Reconozco que tenía mucho carisma. Y, sobre todo en 1964 y 1965, toreó bastante bien. Le vi en Bilbao meterse en el bolsillo un toro muy difícil y encastado. Sin embargo, su estilo no me gustaba. Entre El Cordobés y Ordóñez yo no vacilaba. Sin duda, prefería a Ordóñez", dice.
Bennassar evoca con pasión la estela dejada por Ignacio Sánchez Mejías, el torero escritor que impulsó como mecenas a la generación del 27 y cuya muerte en la arena fue inmortalizada por Federico García Lorca. "Sánchez Mejías es una figura singular. Un intelectual con amistades entre los grandes poetas. Una figura extraordinaria. Es un personaje que ha hecho bastante para que la fiesta salga del recinto de los puros aficionados y llegue al mundo de los artistas e intelectuales", resalta el profesor.
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