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El cardenal Martini gana el Príncipe de Asturias por su contribución al ecumenismo

El galardón lo señala como "el intelectual del cristianismo más importante de este siglo"

El jesuita y arzobispo de Milán, cardenal Carlo Maria Martini, de 73 años, fue galardonado ayer con el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales por su "gran prestigio intelectual", su contribución al desarrollo de las ciencias sociales y los esfuerzos que ha realizado "para abrir cauces de diálogo con otras religiones, con no creyentes y entre grupos sociales con dificultades de entendimiento". Es la primera vez en sus veinte años de existencia que uno de los premios Príncipe de Asturias recae en un miembro relevante de la jerarquía eclesiástica católica. La decisión se tomó por unanimidad.

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Nacido en Turín, el cardenal Martini fue designado premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales por unanimidad de un jurado que tomó la decisión en muy poco tiempo porque, aun cuando el fallo se dio a conocer a mediodía de ayer, el acuerdo estaba cerrado desde la noche anterior. El galardón está dotado con cinco millones de pesetas y una escultura de Joan Miró. Su entrega la hará el príncipe Felipe de Borbón, el próximo otoño, en Oviedo.Martini es la primera autoridad católica premiada con este galardón, aunque movimientos y organizaciones católicas como Cáritas, varios misioneros, la Vicaría de la Solidaridad de Chile y la organización Mensajeros de la Paz ya obtuvieron el galardón de la Concordia, y las misiones españolas en Ruanda y Burundi, el de Comunicación y Humanidades.

Varios miembros del jurado, entre ellos el jurista, ex ministro de Educación y premio Príncipe de Asturias Aurelio Menéndez, y la historiadora y académica de la Lengua y de la Historia Carmen Iglesias, aseguraron que la condición de papable de Martini, arzobispo de la diócesis más extensa de Europa y uno de los cardenales que más se cita para suceder a Juan Pablo II, no se tuvo en cuenta durante las deliberaciones. Fue, por el contrario, su dimensión intelectual, el rigor de sus trabajos y publicaciones, sus estudios teológicos y bíblicos, y su dimensión ecuménica, propugnando el diálogo y el entedimiento entre distintos credos religiosos, pero también con los ateos -impulsó la llamada Cátedra de los no creyentes- y aun entre aquellos sectores sociales enfrentados, ejerciendo la mediación social, lo que inclinó de manera unánime la decisión.

Según la Fundación Príncipe de Asturias, el cardenal Carlo Maria Martini está "considerado el intelectual del cristianismo más importante de este siglo" y es "una de las personalidades de mayor prestigio intelectual de la Iglesia católica". Una de sus obras más recientes, ¿En qué creen los que no creen?, que recoge la correspondencia entre el cardenal y el semiólogo y escritor italiano Umberto Eco, distinguido recientemente con el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, refleja esa doble faceta de intelectual riguroso y hombre proclive al diálogo y al entendimiento. Ambos se reencontrarán el próximo mes de octubre en Oviedo para recoger, de manos del Príncipe de Asturias, ambas distinciones en la ceremonia anual de los premios.

En el acta del premio se subraya, entre otros méritos del cadenal Martini, su condición de "experto en estudios bíblicos y análisis paleográfico del Nuevo Testamento" y su reconocimiento como "intelectual de gran prestigio no sólo en el ámbito eclesiástico, sino también en el marco general de la cultura". Agrega el fallo que el arzobispo de Milán "ha dirigido algunos de los más significativos centros de estudios superiores de la Iglesia Católica, como el Instituto Bíblico de Jerusalén y la Universidad Gregoriana de Roma", y que "ha presidido el Consejo de Conferencias Episcopales de la Europa Comunitaria".

El jurado señala que "con este premio quiere también valorar la gran contribución [del cardenal Martini] al desarrollo de las ciencias sociales y del hombre con sus estudios teológicos y bíblicos", y destaca "los esfuerzos que Carlo Maria Martini, desde esa posición, ha realizado para abrir cauces de diálogo con otras religiones, con no creyentes y entre grupos sociales con dificultades de entendimiento".

En una nota adicional al acta, el jurado puso también de manifiesto otros rasgos biográficos relevantes del premiado y que pesaron en la decisión final. Así, se menciona la autoría de más de 450 obras publicadas, especialmente sobre cuestiones bíblicas, teológicas y europeas; su dominio de las lenguas antiguas (arameo, caldeo, griego, latín y hebreo), que "le ha permitido profundizar en estudios bíblicos" hasta ser considerado "un gran experto en temas del Antiguo y Nuevo Testamento", y su condición de consejero de siete congregaciones romanas.

El presidente del jurado, Manuel Fraga, presidente de la Xunta de Galicia, señaló que Martini "es una ilustre personalidad; la unanimidad lo dice todo". El jurado estaba integrado por Íñigo Cavero, Carmen Iglesias, Eugenio Domingo Solas, Álvaro Cuervo, Raúl Bocanegra, Carlos Espinosa de los Monteros, Valentina Gómez Mampaso, Manuel Fraga, Aurelio Menéndez, Manuel Jesús González, Luis González Seara, Juan Iranzo, José María Mas Millet, Luis Martínez Noval, José Manuel Otero Novas, Juan Urrutia Elejalde y, como secretario, José López-Muñiz.

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