Juicio contra un preso que mató a su ex mujer a puñaladas en su primer permiso
Juan Araujo Puerta, de 51 años, empezó a ser juzgado ayer por un tribunal del jurado en la Audiencia de Barcelona, acusado de haber matado de 27 puñaladas a su ex mujer durante el primer permiso penitenciario que obtuvo el hombre en 1998, cuando cumplía una pena de 12 años por tráfico de drogas. Durante su declaración, el acusado reconoció haber matado a la mujer, aunque explicó que se encontraba bajo los efectos del alcohol, que actuó "por inercia" y que sólo pretendía asustarla para que volviera con él.
La fiscal solicita 23 años de prisión para Araujo, al que acusa de un delito de asesinato cometido en la mañana del 14 de julio de 1998. El hombre había pasado toda la noche junto a su hijo mayor de edad celebrando el permiso penitenciario y la ex esposa decidió no dejarles entrar en casa ante el estado de embriaguez en que estaban. Pese a ello, la víctima, María del Carmen Vera, accedió a acompañar a Juan Araujo a ver a una asistenta social para que emitiera un informe que le facilitara los beneficios penitenciarios.De camino en un taxi la pareja discutió y la mujer regresó a la farmacia en la que trabajaba, en el número 248 del paseo de Maragall. El hombre, por su parte, siguió en el taxi, le hizo parar en una ferretería para comprar el mayor cuchillo que había -con una hoja de 25,5 centímetros- y acudió a la farmacia.
"Sólo quería coaccionarla para que viniera conmigo porque ella no era ninguna santa", relató ayer Araujo al tribunal. Sin embargo, acabó clavándole 27 puñaladas, 7 de ellas mortales, que le atravesaron los dos pulmones y la vena aorta. Araujo fue detenido en Valls el 27 de agosto. Las personas que le ayudaron a huir fueron condenadas por encubrimiento.
La pareja se separó en 1992, cuando el hombre ingresó en la cárcel, aunque hasta 1996 la mujer no solicitó la nulidad. "Éramos la pareja ideal", explicó el acusado a la fiscal antes de negarse a responder a sus preguntas. El acusado relató igualmente que era "muy cariñoso" con los tres hijos que tenía y que cuando la mujer decidió abandonarlo al ir a ver a la asistenta, "todos los demonios del mundo" se le "vinieron encima". Araujo aseguró también que "era imposible" que hubiese asestado 27 puñaladas a su ex mujer "porque el cuchillo era muy grande y ella es muy poca cosa". La defensa califica los hechos de homicidio y reclama nueve años de cárcel al estimar las eximentes de trastorno mental y toxicomanía.
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