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Entrevista:

José Luis Bote: "Cada vez que toreo en Las Ventas empiezo de cero"

"Tengo la impresión de que cada vez que toreo en Las Ventas, empiezo de cero". José Luis Bote nació en Madrid hace 32 años. Ya desde sus primeros pasos como becerrista, casi siempre con los entonces tan primerizos como él, El Fundi y Joselito, demostró maneras lacadas en pura clase. Unos modos que, pasado el tiempo y olvidados infortunios, volvió a demostrar el año pasado antes y en la feria y éste, hace sólo dos semanas, el 7 de mayo. Suyo es el privilegio de la última oreja cortada en Madrid. Pese a ello, los contratos que habitualmente siguen al triunfo en Las Ventas se niegan a aparecer."Este año, las cosas van algo mejor. Ya he toreado tres veces, algo tengo firmado y, la verdad, me estoy encontrando bien", dice. Coria (Cáceres), un pequeño pueblo de Madrid y la mismísima plaza venteña han sido los testigos de su arranque de temporada. En todas las plazas ha cortado orejas. "Me noto", continúa, "menos presionado. Siempre es Madrid la que quita y da contratos, pero, bueno, nada que ver con lo del 99".

Lo que ocurrió en 1999 fue que, a pesar de sorprender antes de feria y de volverlo a hacer en pleno ciclo, apenas firmó en 21 plazas: pobre balance para currículo tan brillante. "El problema es que los contratos se firman con mucha antelación y triunfar en Madrid, pese a lo que se dice, no siempre sirve", recuerda.

En todo 1999, el riguroso público de Madrid concedió sólo 12 orejas. Dos fueron para El Bote. "Me falta consolidarme, que lleguen los contratos. El reconocimiento o el respeto de la afición, lo tengo. Por ello, cada tarde tengo que hacer un esfuerzo grandísimo. El futuro entero depende de lo que hago día a día. No puedo fallar", comenta mirando su única participación este año en San Isidro. Pese a que cortó una oreja en la última feria.

"La empresa me habló de un único hueco: el 21, con los toros de Javier Pérez Tabernero. Me pareció algo injusto. Luego me ofrecieron dos tardes más: la del 7 y otra más adelante", afirma poniendo el acento de la queja en la escasez de citas más que en la divisa de los toros: "A Madrid nunca van los mejores toros. Los ganaderos no llevan a los que mejor nota que tienen en los tentaderos, sino a los cabeza de camada. Con las exigencias de la plaza se mira sólo la presencia. Igual da el hierro. Además, nunca sabes si va a salir algún toro de la ganadería anunciada".

En todo caso, el torero se muestra fiel al más rancio de los tópicos, "dispuesto e ilusionado". Atrás, muy atrás, queda el percance que el 17 de mayo de 1992 casi acaba con su carrera. Un toro de Alonso Moreno de la Cova le corneó por la espalda. La pierna izquierda quedó maltrecha y sus infinitas ilusiones convertidas en esquirlas.

"Está claro que no tengo velocidad para salir corriendo. Eso sí, mi pierna derecha vale por las dos. Al fin y cabo, en ningún sitio está escrito que un torero tenga que ser capaz de hacer piruetas como en el circo. Un torero es un torero y ya está", comenta. "A mí me gusta compararme con Antoñete. El maestro tiene la muñeca destrozada y ¡cómo la maneja! Mil veces se ha roto los huesos Antoñete y ahí está. Antoñete es torero y yo también".

La corrida de hoy, 12ª de abono. Toros de Javier Pérez Tabernero para Frascuelo, José Luis Bote y David Luguillano. A las 19.00 horas.

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